lunes, 31 de enero de 2011

La fuerza del deseo




El yoga Ramakrishna ilustra, mediante una parábola, la intensidad del deseo que debemos tener:
El maestro llevó al discípulo a las proximidades de un lago.
Hoy voy a enseñarte qué significa verdadera devoción – dijo.
Le pidió al discípulo que entrase con él en el lago y, sujetándole la cabeza, se la empujó bajo el agua.
Transcurrió todo un minuto y, a mitad del segundo, el muchacho comenzó a debatirse con todas sus fuerzas para librarse de la mano del maestro y poder volver a la superficie.
Al final del segundo minuto, el maestro lo soltó. El muchacho, con el corazón acelerado, consiguió erguirse, jadeante.
¡Usted ha querido matarme! – gritaba.
El maestro esperó a que se calmara, y dijo:
- Si hubiera querido matarte, lo habría hecho. Sólo quería preguntarte qué sentías mientras estabas bajo el agua.
- ¡Yo sentía que me moría! ¡Todo lo que deseaba en esta vida era respirar un poco de aire!
- Se trata de eso exactamente. La verdadera devoción sólo aparece cuando tenemos un único deseo y llegaremos a morir si no conseguimos realizarlo.

domingo, 30 de enero de 2011

La herencia más noble




GAUTAMA

Ya el sol se había puesto entre el enredo del bosque sobre los ríos.
Los niños de la ermita habían vuelto con el ganado y estaban sentados al fuego, oyendo a su maestro Gautama, cuando llegó un niño desconocido y lo saludó con flores y frutos. Luego, tras una profunda reverencia, le dijo con voz de pájaro:

"Señor Gautama, vengo a que me guíes por el Sendero de la Verdad.

Me llamo Satyakama"

"Bendito seas -dijo el Maestro- ¿Y de qué casta eres, hijo mío? Porque sólo un brahmín puede aspirar a la suprema sabiduría".

Contestó el niño:

"No sé de qué casta soy, Maestro; pero voy a preguntárselo a mi madre".

Se despidió Satyakama, cruzó el río por lo más estrecho, y volvió a la choza de su madre, que estaba al fin de un arenal, fuera de la aldea ya dormida.

La lámpara iluminaba débilmente la puerta, y la madre estaba fuera, de pie en la sombra, esperando la vuelta de su hijo.

Lo cogió contra su pecho, lo besó en la cabeza y le preguntó qué le había dicho el Maestro.
"¿Cómo se llama mi padre? -dijo el niño- Porque me ha dicho el Señor Gautama que sólo un brahmín puede aspirar a la suprema sabiduría".

La mujer bajó los ojos y le habló dulcemente: "Cuando joven yo era pobre y conocí muchos amos. Sólo puedo decirte que tú viniste a los brazos de tu madre Jabala, que no tuvo marido".

Los primeros rayos del sol ardían en la copa de los árboles de la ermita del bosque. Los niños, aún mojado el revuelto pelo del baño de la mañana, estaban sentados ante su Maestro, bajo un árbol viejo.

Llegó Satyakan, le hizo una profunda reverencia al Maestro y se quedó de pie en silencio.
"Dime -le preguntó el Maestro- ¿Sabes ya de qué casta eres?"

"Señor -contestó Satyakama-, no sé. Mi madre me dijo: Yo conocí muchos amos cuando joven, y tú viniste a los brazos de tu madre Jabala, que no tuvo marido".

Entonces se levantó un rumor como el zumbido iracundo de las abejas hostigadas en su colmena. Y los estudiantes murmuraban entre dientes de la desvergonzada insolencia del niño sin padre.

Pero el Maestro Gautama se levantó, trajo al niño con sus brazos hasta su pecho, y le dijo:

"Tú eres el mejor de todos los brahmines, 
hijo mío; 
porque tienes la herencia más noble, 
que es de la verdad".

Rabindranat Tagore

sábado, 29 de enero de 2011

El Sabio



El Sabio

Un sabio, cierta tarde, llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dio mucha importancia a su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo llegó a ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad. 

Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.

Uno de los hombres comentó:

- "¿Es posible que, además, sea usted sordo? ¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!". 

"Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene" -fue la respuesta del sabio-.

viernes, 28 de enero de 2011

Maestra, ¿qué es el amor?




Maestra, ¿qué es el amor?

Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:

  • Maestra… ¿qué es el amor?
La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:
  • Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.
El primer alumno respondió:
  • Yo traje esta flor… ¿no es bonita?
A continuación, otro alumno dijo:

  •  Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?

Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.
La maestra se dirigió a ella:
  • Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?
La criatura, tímidamente, respondió:

  • Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí… 

Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?

La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón. 

El amor es algo que se siente.
Hay que tener sensibilidad para vivirlo.

jueves, 27 de enero de 2011

El lobo y el cordero




Dándose cuenta de que era perseguido por un lobo, un pequeño corderito decidió refugiarse en un templo cercano.

Lo llamó el lobo y le dijo que si el sacrificador lo encontraba allí dentro, lo inmolaría a su dios.

-- ¡ Mejor así ! -- replicó el cordero -- prefiero ser víctima para un dios a tener que perecer en tus colmillos.

Si sin remedio vamos a ser sacrificados, 
más nos vale que sea con el mayor honor.

miércoles, 26 de enero de 2011

El árbol de la vida




Era un árbol frondoso y fuerte de edad desconocida que a lo largo de su vida había experimentado el sufrimiento y el dolor, el frío y el calor. Quería vivir, quería disfrutar de las cosas bellas que la vida le ofrecía, deseaba escuchar el sonido plácido y armonioso de los pájaros que con sus alegres cantos reposaban en sus ya viejas y doloridas extremidades, suspiraba por gozar del verde prado con sus jóvenes y floridos árboles que se encontraban a su lado.

En la amplitud de su vida había visto en varias ocasiones a la muerte bien de cerca. Como lo sucedido en una fría y tenebrosa noche de invierno, en la que una nube lanzó su cólera contra él y errando su irritación alcanzó de lleno a su buen amigo el Abeto. O cuando de pequeño una poderosa tempestad de viento lo dobló con tal virulencia que hasta las raíces llegaron a peligrar, poniendo a prueba su resistencia.

Todas las primaveras veía como sus hojas crecían verdes y rebosantes de vida columpiándose cada atardecer mecidas por el viento del norte, alimentándose con la energía que el sol les proporcionaba y la lluvia que las nutría y bañaba para disfrute y deleite de todo aquel que se
acercaba a contemplar aquel esplendor.

Pero llegado el otoño las hojas perdían su color, poco a poco se marchitaban y morían precipitándose al vacío desde la rama que durante unos meses había sido su apoyo y sustento. La muerte que podía experimentar cada primavera y que veía en los demás en el día a día, para él era una gran desconocida. Pero pronto, muy pronto, comprendería por sí mismo lo que se experimentaba ante esta gran desconocida.

El incendio se estaba aproximando cada vez más y con mayor fuerza. El calor que producía era insoportable y la muerte estaba cada vez mas cerca. Hacía muchos años escuchó conversar a dos humanos que se habían detenido a descansar en sus regazos. Uno de ellos preguntó al otro < < ¿A dónde se va cuando morimos? >> a lo que éste respondió < < Nunca nos preguntamos dónde se va la llama de una vela cuando ésta se apaga. Cuando encendemos una vela decimos que la llama está viva, y cuando la apagamos no nos preocupamos de a donde se ha ido, simplemente se apaga, no hay un lugar a donde la llama pueda ir, simplemente se ha hecho una con el todo >>

En otra ocasión vio desfilar ante él a cuatro hermosos corceles blancos que tiraban gallardos de un bello carruaje. En su interior reposaba una caja de madera finamente tallada rodeada por cuatro preciosas coronas de flores con unos ramilletes que decían: “De tus hijos que no te olvidan” “De tus padres con cariño” “De tu mujer con amor” “De tu nieta que siempre te tendrá en su corazón”.

Pero lo que más le llamo la atención fue la gente que acompañaba aquella comitiva. Todos vestían de un siniestro sombrío tenebroso y riguroso negro, lloraban desconsoladamente por la pérdida de aquel ser querido exclamando: 

< < Por fin descansa en paz, ya no sufrirá más>> Que sus seres queridos, sus más allegados amigos llorasen porque aquel hombre descansaba en paz carecía de toda lógica. Sufrir porque había dejado de padecer, para él no tenía ningún sentido; si por fin descansaba en paz y ya no sufriría más, lo más sensato sería que se alegrasen de aquella situación.

No tardó en darse cuenta de que aquel sufrimiento, aquel dolor que desfilaba ante sus ramas, no era causado por la pérdida del ser amado, sino por la autocompasión. De entre todas las voces de lamento que allí se alzaban, una de estas repetía insistentemente: < < ¡Dios mío! Qué sola estoy ¿Por qué te lo has llevado? ¿Qué haremos ahora sin ti? >>

Todo su dolor, todo su lamento estaba enfocado hacia sí misma, puesto que el difunto ya había dejado de sufrir y descansaba en paz. Lo cierto es que si eso le sucediese a él se sentiría con un enorme complejo de culpabilidad, pues por nada del mundo permitiría que un ser que te ama sufriese por su muerte. Pero él estaba vivo y nunca había sentido aquel dolor que embargaba aquella pobre gente; es más, empezaba a darse cuenta de que el sufrimiento no estaba causado por el que se iba, sino por el que se quedaba.

Recordando aquella situación se veía cada vez más como un nacido moribundo desde el primer aliento de vida. La existencia y el final estaban adquiriendo un nuevo significado para él. Comenzaba a darse cuenta de que la muerte está aquí en cada instante de nuestra vida, cuando hablamos, leemos, nos divertimos. La muerte no está allá al final, sino en cada instante de nuestras vidas, en el aquí y ahora. Uno no sufre tan solo porque pierde a su familia, sino porque teme quedarse solo y sin compañía. Teme perder sus posesiones a los amigos, el amor de su vida, los hijos. Le atemoriza tener que abandonar lo conocido para enfrentarse a lo desconocido.

Mientras revivía aquellos recuerdos no se percató de que por sus ramas doloridas por el intenso calor estaban fluyendo unas preciadas gotas de agua. El viento había cesado su cruel y devastadora correría; entre un claro del bosque dejado por los chamuscados árboles se pudo percibir como unas cargadas nubes cantaban estrepitosamente a la vida. Cuando el árbol se quiso dar cuenta ya la tormenta se encontraba demasiado próxima y la lluvia era intensa. Por esta vez la muerte había estado muy cerca, pero él sabía que desde ese mismo amanecer la viviría en el día a día.

martes, 25 de enero de 2011

La zorra y el leñador




Una zorra estaba siendo perseguida por unos cazadores cuando llegó al sitio de un leñador y le suplicó que la escondiera. El hombre le aconsejó que ingresara a su cabaña.

Casi de inmediato llegaron los cazadores, y le preguntaron al leñador si había visto a la zorra.
El leñador, con la voz les dijo que no, pero con su mano disimuladamente señalaba la cabaña donde se había escondido.

Los cazadores no comprendieron la señas de la mano y se confiaron únicamente en lo dicho con la palabra.
La zorra al verlos marcharse, salió sin decir nada.
Le reprochó el leñador por qué a pesar de haberla salvado, no le daba las gracias, a lo que la zorra respondió:
--Te hubiera dado las gracias si tus manos y tu boca hubieran dicho lo mismo.

Nunca niegues con tus actos y obras, lo que tú pregonas con tus palabras o dichos

lunes, 24 de enero de 2011

La hormiga, el cazador y la paloma



Una hormiga que fue a beber a la fuente, se cayó en el agua y se ahogaba. 
Dándose cuenta la paloma que estaba en un árbol próximo, le tiró una rama para que se subiera.
En esto llegó un cazador y apuntó con su escopeta a la paloma.
La hormiga que vio en peligro a su amiga, corrió y dio un fuerte mordisco en el pie del cazador. Este al sentir un dolor tan fuerte, volvió la cara y se le cayó la escopeta.
Al oír el ruido, la paloma se dio cuenta del peligro y se escapó.

Esopo

domingo, 23 de enero de 2011

El boyero y el ternero perdido




Un boyero que apacentaba un hato de bueyes perdió un ternero. Lo buscó, recorriendo los alrededores sin encontrarlo. Entonces prometió a Zeus sacrificarle un cabrito si descubría quien se lo había robado.

Entró de inmediato al bosque y vio a un león comiéndose al ternero. Levantó aterrado las manos al cielo gritando:

-¡Oh grandioso Zeus, antes te prometí inmolarte un cabrito si encontraba al ladrón; pero ahora te prometo sacrificar un toro si consigo no caer en las garras del ladrón!


Cuando busques una solución,
 ten presente que al encontrarla, 
ésta a su vez puede convertirse 
en el siguiente problema.

sábado, 22 de enero de 2011

¿¿¿QUIEN MATO AL AMOR???




Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio que es el rey de los malos sentimientos los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos. Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos mas perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cual era el propósito.
Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".
Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el odio el que estaba hablando y el siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si, quién seria tan difícil de matar para que el odio los necesitara a todos.

¡Quiero que maten al Amor¡ dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno le tenia ganas.
El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".
Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron muy decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia el amor la superaba y salía adelante".
Fue cuando muy diligente se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviare la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder, eso nunca lo ignorara".
Y empezó la Ambición el ataque hacia su victima, quién efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.
Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas, situaciones para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.
Pero el Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.
Año tras año, el odio siguió en su lucha enviando a sus mas hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.
El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: "Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos".
De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo mataré al Amor" dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo "ve y hazlo".
Tan solo había pasado algún tiempo cuando el odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar que por fin EL AMOR HABIA MUERTO.
Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro hablo: "Ahí les entrego al Amor, totalmente muerto y destrozado" y sin decir más se marchó.
¡Espera! dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quien eres?. El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo:
SOY LA RUTINA.

viernes, 21 de enero de 2011

UNGÜENTO PARA MANOS AGRIETADAS




En el Reino de Song había una familia que elaboraba un ungüento para las grietas en las manos; por eso, de generación en generación, se dedicaban al lavado de ropa. Un hombre oyó hablar de la cosa y ofreció 100 monedas de oro por la receta.

         - Hemos estado, por generaciones, en este negocio de la lavandería – argumentaba la familia, mientras discutía la oferta –. Pero jamás ganamos más que unas cuantas monedas de oro. Sin vacilar debemos venderla.

         Por entonces, el Reino de Yue invadía el Reino de Wu; y el hombre que habían comprado la receta, se la regaló al príncipe de Wu, quien al punto lo nombró general. Ese invierno, sus tropas entraron en un combate naval con las de Yue, derrotando totalmente al enemigo. Y el príncipe recompensó al general con un feudo.

         Así, el mismo ungüento para las manos agrietadas pudo ganar un feudo, o simplemente aliviar a los lavanderos.

         Todo depende del uso que se dé a las cosas.

Zhuang Zi

jueves, 20 de enero de 2011

El valor de las cosas



Don Mapache era un artista haciendo objetos de adorno. Para ello usaba únicamente botones e hilo. Vivía humildemente, pero con alegría.

   -Tengo un trabajo que me gusta y, aunque no soy rico, gano lo suficiente para vivir con dignidad. ¿Que más puedo pedir?- decía sonriente.

   Un corrillo de curiosos solía formarse en torno a su puesto de baratijas, y había quien se pasaba horas enteras contemplando el virtuoso trabajo de don Mapache.

  


 Su majestad el león, rey de la selva, anunció su deseo de regalar a su esposa un objeto valioso y, sobre todo, original. Ofreció a quien le presentase algo digno de tal nombre, grandes riquezas y honores.

   Don mapache hizo un collar maravilloso a base de botones e hilo. Cuando se lo presentó al rey, éste quedo admirado del brillo que despedía tal regalo y lo aceptó, muy complacido.

   El rey de la selva colmó de monedas de oro a don Mapache quien, con toda modestia, le dijo:

   -No necesito tanta riqueza, Majestad. En mi trabajo tengo mi mayor recompensa.

   Os preguntaréis. ¿Como podía brillar un collar hecho a base de botones e hilo? Era el amor volcado por don Mapache sobre su trabajo lo que resplandecía en el collar. De ahí su infinito valor y entusiasmo que demostró la reina al verle.

miércoles, 19 de enero de 2011

La rana del pantano y la del camino.





Vivía una rana felizmente en un pantano profundo, alejado del camino, mientras su vecina vivía muy orgullosa en una charca al centro del camino.

La del pantano le insistía a su amiga que se fuera a vivir al lado de ella, alejada del camino; que allí estaría mejor y más segura.

Pero no se dejó convencer, diciendo que le era muy difícil abandonar una morada donde ya estaba establecida y satisfecha.

Y sucedió que un día pasó por el camino, sobre la charca, un carretón, y aplastó a la pobre rana que no quiso aceptar el mudarse.

Si tienes la oportunidad de mejorar tu posición, 
no la rechaces.

martes, 18 de enero de 2011

EL GATO Y LOS RATONES






Un gato, llamado Rodilardo, 
causaba entre las ratas tal estrago 
y las diezmaba de tal manera 
que no osaban moverse de su cueva. 

Así, con tal penuria iban viviendo 
que a nuestro gato, el gran Rodilardo, 
no por tal lo tenían, sino por diablo.
 
Sucedió que un buen día en que Rodilardo 
por los tejados buscaba esposa, 
y mientras se entretenía con tales cosas, 
reuniéronse las ratas, deliberando 
qué remedio tendrían sus descalabros.

Habló así la más vieja e inteligente: 
-Nuestra desgracia tiene un remedio: 
¡atémosle al gato un cascabel al cuello! 

Podremos prevenirnos cuando se acerque, 
poniéndonos a salvo antes que llegue. 
Cada cual aplaudió entusiasmada; 
esa era la solución ¡estaba clara! 

Mas poco a poco reaccionaron las ratas, 
pues ¿cuál iba a ser tan timorata? 
¡Quién iba a atarle el cascabel al gato! 

Así he visto suceder más de una vez 
-y no hablo ya de ratas, sino de humanos-: 
¿a quién no lo han golpeado los desengaños? 
Tras deliberaciones, bellas palabras, 
grandes ideas... y, en limpio, nada.

Le Fontaine

lunes, 17 de enero de 2011

Aprender a comunicarse


Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. 

"¡Qué desgracia, Mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra  Majestad", dijo el sabio. 

"¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!", gritó el Sultán enfurecido. 

Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: 

"¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes". 

Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. 

Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: "¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. El segundo sabio respondió: 

"Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado."

domingo, 16 de enero de 2011

Disciplina y Libertad



Tino manifestaba un deseo constante de entendimiento con todo clase de animales, menos con los perros, de los que decía que, pese a ser el mejor amigo del hombre, también suelen ponerse locos y arremeten contra sus amos. 

En esta ocasión venía empeñado en conseguir algo que nunca había podido lograr. Se trataba de dejar en libertad a un gorrión en el interior de la casa con intención de que regresara a la jaula para comer o beber, por su propia voluntad. Esto lo llegó a conseguir a plena satisfacción. Pero después de un largo periodo de adiestramiento, la siguiente prueba consistía en abrir las ventanas y lo dejaba volar a la calle, siempre con la esperanza de que volvería. Y aquí era donde le fallaban sus planes, porque ya lo había intentado varias veces y ninguno regresaba.

Después de cada intento, la paciencia era su aliada, y desde su puesto de observación esperaba horas tratando de descubrir la razón por lo que no se decidían a volver, o eliminaba obstáculos que pudieran impedir su regreso. 

-¿Cuál será la clave secreta -se preguntaba Tino constantemente- para que una criatura obedezca ciegamente a otra sin sombras de recelo? 

-Si no me obedece ¿será por miedo, será por desprecio, será porque no encuentra a mi lado el estímulo que le pueda retener? 

-No, yo diría más bien -se contestaba- que todo obedece al hecho de recibir una educación adecuada desde los inicios de la vida. 

Y al tiempo que abría la ventana y lo dejaba en libertad, le decía resignado: 

-Si no vuelves, no te culpo, ni recrimino tu actitud: eso lo haría cualquier criatura que busca la libertad. 

Mientras tanto, su diminuta figura desaparecía de su vista. 

-Está claro –decía Tino- que la educación complementada con una buena dosis de disciplina, ausente de humillación, es el mejor medio para alcanzar los logros más insospechados.

Después de muchas pruebas y profundas reflexiones al respecto, los gorriones le hicieron comprender que la vida es algo más: La vida es vivir con sus luces y sombras sin miedo a la libertad. La vida es capacidad de decidir por sí solo sin esperar la mirada de aprobación del otro. 

-Es evidente que me falta algo que nunca llegaré a lograr. Pero como tantas otras cosas en la vida -se reprochaba a sí mismo-, muchas veces es preferible renunciar a una manía, a un capricho, a un empeño; un deseo con visos de imposible, antes que malgastar nuestra vida y convertirnos en esclavos de una obsesión.

Goreño