Un día una niña de 6 años estaba en su salón de clases. La maestra iba a explicar la evolución a los niños.
Entonces le preguntó a un niño:
MAESTRA: Tommy, ¿ves ese árbol allá fuera?
TOMMY: Sí.
MAESTRA: Tommy, ¿ves la grama afuera?
TOMMY: Sí.
MAESTRA: Ve afuera, mira hacia arriba y dime si puedes ver el cielo.
TOMMY: Muy bien (Volvió al cabo de unos minutos). Sí, vi el cielo.
MAESTRA: ¿Viste a Dios?
TOMMY: No.
MAESTRA: Ése es mi punto. No podemos ver a Dios porque no está ahí. Él no existe.
Una pequeña niña pidió permiso para hacerle unas preguntas al niño. La maestra aceptó y la niñita preguntó:
NIÑITA: Tommy, ¿ves ese árbol allá fuera?
TOMMY: Sí.
NIÑITA: Tommy, ¿ves la grama afuera?
TOMMY: Síííííííííííí... (Cansado de todas esas preguntas.)
NIÑITA: ¿Ves el cielo?
TOMMY: Síííííííííííí..
NIÑITA: Tommy, ¿ves a la maestra?
TOMMY: Sí...
NIÑITA: ¿Ves su cerebro?
TOMMY: No.
NIÑITA: Entonces, según lo que hemos aprendido hoy con la maestra, ¡ella no tiene cerebro!
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