jueves, 28 de febrero de 2013

"Animarse a volar"




Y cuando se hizo grande su padre, le dijo: Hijo mío , no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, opino que seria penoso, que te limitaras a caminar teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.

- Pero yo no se volar- contestó el hijo.

- Ven, dijo el padre. Lo tomó de la mano y lo llevo al borde del abismo en la montaña.

- Ves hijo, este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Solo debes pararte aquí, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenderás las alas y volaras.El hijo dudó: Y si me caigo?

- Aunque te caigas, no morirás, solo algunos machucones que te harán más fuerte para el próximo intento -contestó el padre.

El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda la vida.- Los mas pequeños de mente le dijeron:

- ¿Estás loco?

- ¿Para qué? - Tú padre esta delirando.

- ¿Qué vas a buscar volando?

- ¿ Porqué no te dejas de pavadas?

- Y además, ¿Quién necesita volar?

Los mas lúcidos también sentían miedo:

- ¿Será cierto? -

- ¿No será peligroso?

- ¿Porqué no empiezas despacio? -

- En todo caso, prueba tirarte desde una escalera ... O desde la copa 
de un árbol, pero, ¿desde la cima?

-El joven escuchó el consejo de quienes lo querían. Subió a la copa del árbol y con coraje saltó! Desplegó las alas. Las agito en el aire con todas sus fuerzas! Pero igual se precipitó a tierra ...Con un gran chichón en su frente se cruzó a su padre:

- ¡Me mentiste! No puedo volar. Probé, y mira el golpe que me di! No soy como tu. Mis alas sólo son de adorno llorisqueó.

- Hijo -dijo el padre- Para volar primero hay que crear el espacio de aire libre necesario para que se desplieguen las alas. Es como tirarse en paracaídas. Necesitas de cierta altura antes de saltar.

Para aprender a volar 
hay que empezar siempre 
corriendo un riesgo.
Si uno no quiere correr riesgos 
lo mejor es resignarse 
y seguir caminando para siempre...


miércoles, 27 de febrero de 2013

¿A quién pertenece el obsequio?




Cerca de Tokio vivía un gran Samurai ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.

Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció
por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.

El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Con la reputación del samurai, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama.
Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo
aceptó el desafío.

Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzó a
insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos - ofendiendo incluso a sus ancestros -. Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible.

Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.

Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y
provocaciones, los alumnos le preguntaron: -¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?

El maestro les preguntó:

-Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan: ¿a quién pertenece el obsequio? - A quien intentó entregarlo- respondió uno de los alumnos.- Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos - dijo el maestro - Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo

martes, 26 de febrero de 2013

LOS ERUDITOS





Iba a celebrarse un congreso sobre la mente al que tenían que asistir un buen número de eruditos especializados en el tema. Para tal fin, un grupo de ellos debía viajar de su ciudad a aquella otra en la que iba a tener lugar el acontecimiento. Para cubrir el trayecto, los eruditos tomaron el tren y consiguieron un compartimiento para ellos solos. Nada más acomodarse en el compartimiento comenzaron a hablar sobre la mente y sus misteriosos mecanismos. El tren se puso en marcha. Todos proporcionaban sus pareceres y llegaron al convencimiento común y compartido de que lo más necesario era cultivar y desarrollar la atención mental. 

--Sí, ya nada hay tan importante como permanecer alerta -declaraba uno de ellos enfáticamente. 

--Se requiere el cultivo metódico de la atención -recalcaba otro. 

--Hay que aplicarse al entrenamiento de la atención; eso es lo esencial -afirmaban algunos. 

Así hablaban y hablaban sin cesar sobre la necesidad de estar atentos, vigilantes y perceptivos; sobre la conveniencia de establecerse en una atención despierta y plena. 

El convoy seguía su monótona marcha. Pero una vía estaba en malas condiciones y descarriló sin que pudiera evitarlo el maquinista. El tren se precipitó por un enorme barranco, dando innumerables vueltas, hasta que al final se detuvo estrellándose en las profundidades del mismo. 

Los eruditos seguían polemizando acaloradamente, insistiendo en la necesidad de elevar al máximo el umbral de la atención, pero ninguno de ellos se había percatado del accidente. Declaraban que había que tener la mente tan atenta que ni el vuelo de una mosca pasara desapercibido. Seguían apasionadamente debatiendo sobre la mente y la atención, con sus cuerpos amontonados unos sobre otros, todos ellos ignorantes del percance. 

No es a través de la palabra ni la polémica 
como un ser humano asciende 
a la cima de la consciencia, 
sino a través de una motivación firme 
y una práctica inquebrantable.


lunes, 25 de febrero de 2013

LA NATURALEZA DE LA MENTE





Se trataba de un hombre que llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar bajo un frondoso árbol. El suelo estaba duro y el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una cama. Resulta que aquél era un árbol celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos y los hacen realidad. Así es que al punto apareció una confortable cama. 

El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo placentero que resultaría que una joven le diera masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un pensamiento: “!Mira que si ahora un tigre me atacase!” Apareció un tigre y lo devoró. 

Cambiante y descontrolada 
es la naturaleza de la mente. 
Aplícate a conocerla y dominarla 
y disiparás para siempre 
el peor de los tigres: 
el que mora dentro de ella misma. 


domingo, 24 de febrero de 2013

LAS FANTASÍAS DE UNA ABEJA




Era una abeja llena de alegría y vitalidad. En cierta ocasión, volando de flor en flor y embriagada por el néctar, se fue alejando imprudentemente de su colmena más de lo aconsejable, y cuando se dio cuenta ya se había hecho de noche. Justo cuando el sol se estaba ocultando, se hallaba ella deleitándose con el dulce néctar de un loto. Al hacerse la oscuridad, el loto se plegó sobre sí mismo y se cerró, quedando la abeja atrapada en su interior. Despreocupada, ésta dijo para sí: “No importa. Pasaré aquí toda la noche y no dejaré de libar este néctar maravilloso. Mañana, en cuanto amanezca, iré en busca de mis familiares y amigos para que vengan también a probar este manjar tan agradable. Seguro que les va a hacer muy felices”. 

La noche cayó por completo. Un enorme elefante hambriento pasó por el paraje e iba engullendo todo aquello que se hallaba a su paso. La abeja, ignorante de todo lo que sucediera en el exterior y cómodamente alojada en el interior del loto, seguía libando. 

Entonces se dijo: “!Qué néctar tan fantástico, tan dulce, tan delicioso! 

¡Esto es maravilloso! No sólo traeré aquí a todos mis familiares, amigos y vecinos para que lo prueben, sino que me dedicaré a fabricar miel y podré venderla y obtener mucho dinero a cambio de ella y adquirir todas las cosas que me gustan en el mundo”. Súbitamente, tembló el suelo a su lado. El elefante engulló el loto y la abeja apenas tuvo tiempo de pensar: “Éste es mi fin. Me muero”. 


Sólo existe la seguridad del aquí-ahora. 
Aplícate al instante, 
haz lo mejor que puedas 
en el momento y no divagues.


sábado, 23 de febrero de 2013

CONOCERSE A UNO MISMO




Un niño de la India fue enviado a estudiar a un colegio de otro país. 

Pasaron algunas semanas, y un día el jovencito se enteró de que en el colegio había otro niño indio y se sintió feliz. Indagó sobre ese niño y supo que el niño era del mismo pueblo que él y experimentó un gran contento. 

Más adelante le llegaron noticias de que el niño tenía su misma edad y tuvo una enorme satisfacción. Pasaron unas semanas más y comprobó finalmente que el niño era como él y tenía su mismo nombre. Entonces, a decir verdad, su felicidad fue inconmensurable. 



No hay mayor gozo en este mundo 
que el de conocerse a uno mismo. 


viernes, 22 de febrero de 2013

LA TORTUGA Y LA ARGOLLA




Era un sabio tan anciano que nadie de la localidad sabía su edad. Él mismo la había olvidado, entre otras razones porque había trascendido todo apego y ambición humana. Estaba un día sentado bajo un enorme árbol banyano, la mirada perdida en el horizonte, la mente quieta como un cielo sin nubes. 

De repente, vio cómo un hombre joven echaba una cuerda sobre la rama de un árbol y ataba uno de sus extremos a su cuello. El sabio se dio cuenta de las intenciones del joven, corrió hacia él y le pidió que desistiese de su propósito aunque sólo fuera un par de minutos para escucharlo. El joven accedió, y ambos se sentaron junto al árbol. El anciano se expresó así: 

--Voy a hacerte un ruego, querido amigo. Imagina una sola tortuga en el inmenso océano y que sólo saca la cabeza a la superficie una vez cada millón de años. Imagina un aro flotando sobre las aguas del inmenso océano. Pues más difícil aún que el que la tortuga introduzca la cabeza en el aro del agua, es haber obtenido la forma humana. Ahora, amigo, procede como creas conveniente. 

Todavía cuenta la gente del lugar que aquel joven llegó a anciano y se hizo sabio. 



Toda forma humana es preciosa, 
porque a través de ella 
podemos alcanzar 
la realización definitiva. 
Habiendo podido tomar tantas formas, 
es una gran fortuna haber tomado la humana.



jueves, 21 de febrero de 2013

El corazón de un viejo



En un pequeño pueblito ,un joven decía que tenia el corazón mas perfecto y hermoso del mundo.

Los vecinos concurrieron donde el joven para cerciorarse de la belleza de aquel; y en efecto, era el corazón mas perfecto, era plenamente sano: no tenia heridas, ni cicatrices, siquiera una marca. Todo el pueblo estaba convencido de aquel era el corazón mas hermoso.

Un día llego in anciano que decía tener el corazón mas hermoso que el del muchacho; al mostrarlo, se vio un corazón lleno de cicatrices y heridas, incluso le faltaba partes de las cuales algunas eran llenadas por trozos de otros corazones que no coincidían perfectamente.

Al verlo, el joven no entendió la belleza de aquel corazón comparado con el suyo.

El anciano explico: “cada trozo que le faltaba era una persona a la que amo, cada herida, corresponde a una persona que sigo amando, cada cicatriz es la marca que dejo una persona a la que ame y los pedazos de otros corazones me los han dado para reparar mis heridas, personas que me aman. Por eso digo que este corazón es mas hermoso que el corazón joven y perfecto. porque ha padecido, pero también se ha regocijado de felicidad, ha conocido el llanto, pero también la alegría”.

El muchacho miro su corazón...le arranco un trozo y se lo dio al anciano, para que llenara uno de los tantos huecos del viejo corazón: el anciano a su vez, tomo un trozo del suyo y se lo dio al joven, quien lo coloco en el espacio que había quedado vacío, aunque no coincidía bien, su corazón se vio mucho mas hermoso que antes...

miércoles, 20 de febrero de 2013

MI HIJO ESTÁ CONMIGO




Era un hombre que tenía un hijo al que amaba profundamente. Por algún motivo se vio obligado a viajar y tuvo que dejar a su hijo en casa. El niño tenía ocho años y su padre sólo vivía para él. Habiéndose enterado de la partida del dueño de la casa, unos bandoleros aprovecharon su ausencia para entrar en ella y robar todo lo que contenía. Descubrieron al jovencito y se lo llevaron con ellos, no sin antes incendiar la casa. 

Pasaron unos días. El hombre regresó a su hogar y se encontró con la casa derruida por el incendio. 

Alarmado, buscó entre los restos calcinados y halló unos huesecillos, que dedujo eran los del cuerpo abrasado de su amado hijo. Con ternura infinita, los introdujo en un saquito que se colgó al cuello, junto al pecho, convencido de que aquéllos eran los restos de su hijo. Unos días más tarde, el niño logró escapar de los perversos bandoleros y, tras poder averiguar dónde estaba la nueva casa de su padre, corrió hasta ella e insistentemente llamó a la puerta. 

--¿Quién es? -preguntó el padre. 

--Soy tu hijo -contestó el niño. 

--No, no puedes ser mi hijo -repuso el hombre, abrazándose al saquito que colgaba de su cuello-. Mi hijo ha muerto. 

--No, padre, soy tu hijo. Conseguí escapar de los bandoleros. 

--Vete, ¿me oyes? Vete y no me molestes -ordenó el hombre, sin abrir la puerta y aprisionando el saquito de huesos contra su pecho. Mi hijo está conmigo. 

--Padre, escúchame; soy yo. 

--¡He dicho que te vayas! -replicó el hombre-. Mi hijo murió y está conmigo. ¡Vete! 

Y no dejaba de abrazar el saquito de huesos. 



El apego, 
¿te deja ver?, 
¿te deja oír?
, ¿te deja comprender? 
El apego te aferra a lo irreal e ilusorio 
y cierra tus oídos 
a lo Real y Trascendente.


martes, 19 de febrero de 2013

LA DISPUTA



En el bosque habitaban el rey de los cuervos y el rey de los búhos, ambos con su legión respectiva de cuervos y búhos. Siempre habían compartido la paz del bosque, pero resulta que cierto día el rey de los cuervos y el rey de los búhos se encontraron y comenzaron a intercambiar impresiones. El rey de los cuervos preguntó: 

--¿Por qué tú y tu legión de búhos trabajáis por la noche? 

El búho, sorprendido, replicó: 

--Sois vosotros los que trabajáis por la noche. Nosotros trabajamos de día. Así que no mientas. 

Y los dos reyes se enzarzaron en una discusión, ambos convencidos de que trabajaban de día. Hasta tal punto la discusión comenzó a adquirir un carácter de violencia, que la legión de cuervos y la de búhos se disponían a entrar en combate. Pero cuando la situación estaba llegando a su momento más crítico, apareció por allí un apacible cisne que, al enterarse de la disputa, dijo: 

--Calmaos todos, queridos compañeros. 

Y dirigiéndose a los reyes, dijo: 

--No debéis en absoluto pelear, porque los dos tenéis razón. Desde vuestra perspectiva, los dos trabajáis de día. 

Debido a diferentes enfoques 
de la realidad aparente, 
ideologías y ficticias divisiones, 
surgen las disputas y guerras, 
el malestar y el dolor.

lunes, 18 de febrero de 2013

LOS DOS MÍSTICOS



Se trataba de dos amigos con una gran tendencia hacia la mística. Cada uno de ellos consiguió una parcela de terreno donde poder retirarse a meditar tranquilamente. 

Uno de ellos tuvo la idea de plantar un rosal y tener rosas, pero enseguida rechazó el propósito, pensando que las rosas le originarían apego y terminarían por encadenarlo. 

El otro tuvo la misma idea y plantó el rosal. Transcurrió el tiempo. El rosal floreció, y el hombre que lo poseía disfrutó de las rosas, meditó a través de ellas y así elevó su espíritu y se sintió unificado con la madre naturaleza. Las rosas le ayudaron a crecer interiormente, a despertar su sensibilidad y, sin embargo, nunca se apegó a ellas. 

El amigo empezó a echar de menos el rosal y las hermosas rosas que ya podría tener para deleitar su vista y su olfato. Y así se apegó a las rosas de su mente y, a diferencia de su amigo, creó ataduras. 


A lo que tienes que renunciar es 
al sentido de posesividad y a la ignorancia. 


domingo, 17 de febrero de 2013

TODO LO QUE EXISTE ES DIOS




El gurú y el discípulo estaban departiendo sobre cuestiones místicas. 

El maestro concluyó con la entrevista diciéndole: 

--Todo lo que existe es Dios. 

El discípulo no entendió la verdadera naturaleza de las palabras de su mentor. Salió de la casa y comenzó a caminar por una callejuela. De súbito, vio frente a él un elefante que venía en dirección contraria, ocupando toda la calle. El jovencito que conducía al animal, gritó avisando: 

--¡Eh, oiga, apártese, déjenos pasar! 

Pero el discípulo, inmutable, se dijo: “Yo soy Dios y el elefante es Dios, así que ¿cómo puede tener miedo Dios de sí mismo? Razonando de este modo evitó apartarse. El elefante llegó hasta él, lo agarró con la trompa y lo lanzó al tejado de una casa, rompiéndole varios huesos. Semanas después, repuesto de sus heridas, el discípulo acudió al mentor y se lamentó de lo sucedido. El gurú replicó: 

--De acuerdo, tú eres Dios y el elefante es Dios. Pero Dios, en la forma del muchacho que conducía el elefante, te avisó para que dejaras el paso libre. ¿Por qué no hiciste caso de la advertencia de Dios? 

Afila el discernimiento. 
No tomes la soga por una serpiente, 
ni la serpiente por una soga. 


sábado, 16 de febrero de 2013

EL PARIA SABIO


 
  Shankaracharya iba caminando tranquilamente por una calle. Frente a él venía un paria con un cesto de carne del matadero. El hombre dio un traspiés y chocó con el sabio Shankaracharya, de la casta brahmín, que acababa de bañarse en las aguas de Ganges. Éste se sintió impuro al contacto con el paria, y gritó:
  
--¡Cuidado, me has tocado!

--Señor -repuso el paria-, no te precipites en tus juicios. Ni yo te he tocado ni tú me has tocado. ¿Es que acaso tu verdadero ser es este cuerpo que ha tocado y ha sido tocado? Tú sabes que el yo real no es la mente, ni las emociones, ni mucho menos este cuerpo.

  Shankaracharya se sintió avergonzado. Aquel paria le había dado una gran lección y el suceso sería uno de los más importantes en su existencia para ayudarle a madurar espiritualmente y despertar a la realidad superior.

El Yo real no se implica 
en el cuerpo, la mente o las emociones.



viernes, 15 de febrero de 2013

El árbol con frutas



- Las adversidades pueden ser causa de crecimiento y de iluminación – dijo el maestro.

Y lo explicó del siguiente modo:

- Había un pájaro que se refugiaba a diario en las ramas secas de un árbol que se alzaba en medio de una inmensa llanura desértica. Un día, una ráfaga de viento arrancó la raíz del árbol, obligando al pobre pájaro a volar cien millas en busca de un nuevo refugio… hasta que, llegó a un bosque lleno de árboles cargados de ricas frutas.

Y concluyó el Maestro:

- Si el árbol seco se hubiera mantenido en pie, nada hubiera inducido al pájaro a renunciar a su seguridad y echarse a volar.

jueves, 14 de febrero de 2013

MÁS ALLÁ DE LAS DIFERENCIAS






Amanecía. Una mujer muy santa se estaba dando un apacible baño totalmente desnuda. De repente, un yogui vino a darle un recado y la sorprendió en su desnudez. Desconcertado y sorprendido, se dio rápidamente media vuelta y se dispuso a alejarse de la mujer, pero ella le reprendió en los siguientes términos: 

--¿Por qué te vuelves? Si me pudieras ver como a las vacas pastando en los campos, también desnuda, no tendrías necesidad de marcharte. Si no te comportas con naturalidad al verme desnuda, es que todavía haces diferencia entre tú y yo; todavía estás atrapado en la dualidad y el deseo. 

El yogui comprendió en profundidad la verdad que brotaba de los sabios labios de la mujer, se puso ante ella de rodillas y comenzó a exclamar: “!Madre, madre, madre!” 

“Tú” y “Yo” 
se funden en la unidad del Ser 
como se funde la escarcha 
con los primeros rayos del sol 
al despuntar el día.



miércoles, 13 de febrero de 2013

LA OLLA DE BARRO





Era un lechero acaudalado y que contaba con varios trabajadores en su lechería. Llamó a uno de ellos, Ashok, y le entregó una olla llena de mantequilla para que la llevase a un cliente de un pueblo cercano. A cambio le prometió algunas rupias extras. Ashok, muy contento, colocó la olla sobre su cabeza y se puso en marcha, en tanto se decía para sí: “Voy a ganar dos rupias. ¡Qué bien! Con ellas compraré gallinas, éstas pronto se multiplicarán y llegaré a tener nada menos que diez mil. Luego las venderé y compraré cabras. Se reproducirán, venderé parte de ellas y compraré una granja. Como ganaré mucho dinero, también compraré telas y me haré comerciante. Será estupendo. 

Me casaré, tendré una casa soberbia y, naturalmente, dispondré de excelente cocinero para que me prepare los platos más deliciosos, y si un día no me hace bien la comida, le daré una bofetada”. Al pensar en propinarle una bofetada al cocinero, Ashok, automáticamente, levantó la mano, provocando así la caída de la olla, que se hizo mil pedazos contra el suelo derramando su contenido. Desolado, volvió al pueblo y se enfrentó al patrón, que exclamó: 

--¡Necio! ¡Me has hecho perder las ganancias de toda una semana! 

Y Ashok replicó: 

--¡Y yo he perdido mis ganancias de toda la vida! 

El futuro es un espejismo. 
Éste es tu momento, tu instante. 
En lugar de fantasear con la mente, 
pon las condiciones 
para que la semilla pueda germinar.


martes, 12 de febrero de 2013

EL INCRÉDULO







A pesar de la ascendencia que la palabra tiene sobre la mente humana, muchas personas dudan de la eficacia del mantra o fonema místico para canalizar la energía mental y motivarse espiritualmente. Tal es el caso de un incrédulo personaje que estaba escuchando a un yogui que declaraba: 

--Os puedo decir que el mantra tiene el poder de conduciros al Ser. 

El hombre incrédulo protestó: 

--Esa afirmación carece de fundamento. ¿Cómo puede la repetición de una palabra conducirnos al Ser? Eso es como decir que si repitiéramos “pan, pan, pan”, se haría realidad el pan y se manifestaría. 

El yogui se encaró con el incrédulo y le gritó: 

--Siéntate ahora mismo, sinvergüenza. 

El incrédulo se llenó de rabia. 

Era tal su incontrolada ira que comenzó a temblar, y furioso vociferó: 

--¿Cómo te atreves a hablarme de ese modo? ¿Y tú te dices un hombre santo y vas insultando a los otros? 

Entonces, con mucho afecto y ternura, el yogui le dijo: 

--Siento mucho haberte ofendido. 

Discúlpame. Pero, dime, ¿qué sientes en este momento? 

--¡Me siento ultrajado! 

Y el yogui declaró: 

--Con una sola palabra injuriosa te has sentido mal. Fíjate el enorme efecto que ha ejercido sobre ti. Si esto es así, ¿por qué el vocablo que designa al Ser no va a tener el poder de transformarte? 

Somete la enseñanza a la experiencia. 
Los métodos son instrumentos 
para alcanzar la liberación interior.


lunes, 11 de febrero de 2013

DEPENDE DE QUIEN PROCEDA LA ORDEN



Estaban amigablemente departiendo el monarca y uno de sus ministros. El ministro estaba muy interesado por la evolución espiritual y practicaba asiduamente el mantra. Hablaban sobre el tema. 

--¿Puedo yo elegir mi propio mantra y tendrá el mismo poder que tiene el que te ha entregado tu mentor? -preguntó el monarca. 

--No -aseveró el ministro-. El mantra que proporciona el gurú es más poderoso. 

--Sinceramente -declaró el rey-, no veo en absoluto ninguna razón para ello. 

Entonces el ministro se volvió hacia el jefe de la guardia y le ordenó: 

--Detengan a su majestad. 

El jefe de la guardia no hizo el menor caso de la orden; pero el monarca, indignado ante tal atrevimiento, ordenó: 

--¡Detengan a este hombre y encarcélenlo! 

El jefe de la guardia mandó a sus hombres prender al ministro. Iba a ser llevado a prisión, cuando dijo: 

--Señor, ¿os dais cuenta? Depende de quien proceda la orden. 



El mantra que procura un ser evolucionado 
lleva parte de su energía espiritual.


domingo, 10 de febrero de 2013

ACTITUD DE RENUNCIA





Ésta es la historia de dos sadhus. 

Uno de ellos había sido enormemente rico y, aun después de haber cortado con sus lazos familiares y sociales y renunciar a sus negocios, su familia cuidaba de él y disponía de varios criados para que le atendieran. El otro sadhu era muy pobre, vivía de la caridad pública y sólo era dueño de una escudilla y una piel de antílope sobre la que meditar. Con frecuencia, el sadhu pobre se jactaba de su pobreza y criticaba y ridiculizaba al sadhu rico. Solía hacer el siguiente comentario: “Se ve que era demasiado viejo para seguir con los negocios de la familia y entonces se ha hecho renunciante, pero sin renunciar a todos sus lujos”. El sadhu pobre no perdía ocasión para importunar al sadhu rico y mofarse de él. Se le acercaba y le decía: “Mi renuncia sí que es valiosa y no la tuya, que en realidad no representa renuncia de ningún tipo, porque sigues llevando una vida cómoda y fácil”. Un día, de repente, el sadhu rico, cuando el sadhu pobre le habló así, dijo tajantemente: 

--Ahora mismo, tú y yo nos vamos de peregrinación a las fuentes del Ganges, como dos sadhus errantes. 

El sadhu pobre se sorprendió, pero, a fin de poder mantener su imagen, tuvo que acceder a hacer una peregrinación que en verdad le apetecía muy poco. Ambos sadhus se pusieron en marcha. Unos momentos después, súbitamente, el sadhu pobre se detuvo y, alarmado, exclamó: 

--¡Dios mío!, tengo que regresar rápidamente. 

En su rostro se reflejaba la ansiedad. 

--¿Por qué? -preguntó el sadhu rico. 

--Porque he olvidado coger mi escudilla y mi piel de antílope. 

Y entonces el sadhu rico le dijo: 

--Te has burlado durante mucho tiempo de mis bienes materiales y ahora resulta que tú dependes mucho más de tu escudilla y tu piel que yo de todas mis posesiones. 



El secreto está 
en no ser poseído 
por lo que se posee.


sábado, 9 de febrero de 2013

EL CONTRABANDISTA




Todos sabían que era indiscutiblemente un contrabandista. Era incluso célebre por ello. Pero nadie había logrado jamás descubrirlo y mucho menos demostrarlo. Con frecuencia, cruzaba de la India a Pakistán a lomos de su burro, y los guardias, aun sospechando que contrabandeaba, no lograban obtener ninguna prueba de ello. 

Transcurrieron los años y el contrabandista, ya entrado en edad, se retiró a vivir apaciblemente a un pueblo de la India. Un día, uno de los guardias que acertó a pasar por allí se lo encontró y le dijo: 

--Yo he dejado de ser guardia y tú de ser contrabandista. Quiero pedirte un favor. Dime ahora, amigo, qué contrabandeabas. 

Y el hombre repuso: 

--Burros. 

Así el ser humano, 
en tanto no ha purificado su discernimiento, 
no logra ver la realidad.


viernes, 8 de febrero de 2013

DOCE AÑOS DESPUÉS





Era un joven que había decidido seguir la vía de la evolución interior. Acudió a un maestro y le preguntó: 

--Guruji, ¿qué instrucción debo seguir para hallar la verdad, para alcanzar la más alta sabiduría? 

El maestro le dijo: 

--He aquí, jovencito, todo lo que yo puedo decirte: todo es el Ser, la Conciencia Pura. De la misma manera que el agua se convierte en hielo, el Ser adopta todas las formas del universo. No hay nada excepto el Ser. 

Tú eres el Ser. Reconoce que eres el Ser y habrás alcanzado la verdad, la más alta sabiduría. 

El aspirante no se sintió satisfecho. Dijo: 

--¿Eso es todo? ¿No puedes decirme algo más? 

--Tal es toda mi enseñanza -aseveró el maestro-. No puedo brindarte otra instrucción. 

El joven se sentía muy decepcionado, pues esperaba que el maestro le hubiese facilitado una instrucción secreta y algunas técnicas muy especiales, incluso un misterioso mantra. 

Pero como realmente era un buscador genuino, aunque todavía muy ignorante, se dirigió a otro maestro y le pidió instrucción mística. Este segundo maestro dijo: 

--No dudaré en proporcionártela, pero antes debes servirme durante doce años. Tendrás que trabajar muy duramente en mi ashram comunidad espiritual|. Por cierto, hay un trabajo ahora disponible. Se trata de recoger estiércol de búfalo. 

Durante doce años, el joven trabajó en tan ingrata tarea. Por fin llegó el día en que se había cumplido el tiempo establecido por el maestro. 

Habían pasado doce años; doce años recogiendo estiércol de búfalo. Se dirigió al maestro y le dijo: 

--Maestro, ya no soy tan joven como era. El tiempo ha transcurrido. Han pasado una docena de años. Por favor, entrégame ahora la instrucción. 

El maestro sonrió. Parsimoniosa y amorosamente, colocó una de sus manos sobre el hombro del paciente discípulo, que despedía un rancio olor a estiércol. Declaró: 

--Toma buena nota. Mi enseñanza es que todo es el Ser. Es el Ser el que se manifiesta en todas las formas del universo. Tú eres el Ser. 

Espiritualmente maduro, al punto el discípulo comprendió la enseñanza y obtuvo iluminación. Pero cuando pasaron unos momentos y reaccionó, dijo: 

--Me desconcierta, maestro, que tú me hayas dado la misma enseñanza que otro maestro que conocí hace doce años. ¿Por qué habrá sido? 

--Simplemente, porque la verdad no cambia en doce años, tu actitud ante ella, sí. 


Cuando estás espiritualmente preparado, 
hasta contemplar una hoja 
que se desprende del árbol 
puede abrirte a la verdad.


jueves, 7 de febrero de 2013

LAS FANTASÍAS DE UNA ABEJA




Era una abeja llena de alegría y vitalidad. En cierta ocasión, volando de flor en flor y embriagada por el néctar, se fue alejando imprudentemente de su colmena más de lo aconsejable, y cuando se dio cuenta ya se había hecho de noche. Justo cuando el sol se estaba ocultando, se hallaba ella deleitándose con el dulce néctar de un loto. Al hacerse la oscuridad, el loto se plegó sobre sí mismo y se cerró, quedando la abeja atrapada en su interior. Despreocupada, ésta dijo para sí: “No importa. Pasaré aquí toda la noche y no dejaré de libar este néctar maravilloso. Mañana, en cuanto amanezca, iré en busca de mis familiares y amigos para que vengan también a probar este manjar tan agradable. Seguro que les va a hacer muy felices”. 

La noche cayó por completo. Un enorme elefante hambriento pasó por el paraje e iba engullendo todo aquello que se hallaba a su paso. La abeja, ignorante de todo lo que sucediera en el exterior y cómodamente alojada en el interior del loto, seguía libando. 

Entonces se dijo: “!Qué néctar tan fantástico, tan dulce, tan delicioso! 

¡Esto es maravilloso! No sólo traeré aquí a todos mis familiares, amigos y vecinos para que lo prueben, sino que me dedicaré a fabricar miel y podré venderla y obtener mucho dinero a cambio de ella y adquirir todas las cosas que me gustan en el mundo”. Súbitamente, tembló el suelo a su lado. El elefante engulló el loto y la abeja apenas tuvo tiempo de pensar: “Éste es mi fin. Me muero”. 


Sólo existe la seguridad del aquí-ahora. 
Aplícate al instante, 
haz lo mejor que puedas en el momento 
y no divagues.


viernes, 1 de febrero de 2013

Nunca hubo división





Su Excelencia, el Señor gobernador Musho Keixhu, va de viaje; avanza al paso lento de sus portadores hacia Kamakura, la gran capital del Emperador.

En las colinas de Kamakura, el maestro Zen Unkei ha instalado su taller de estatuaria detrás de una modesta pagoda. Esculpe en madera budas de sonrisa eterna. También recibe a gentes de toda condición que solicitan sus consejos. Unkei es un hombre exteriormente rudo, un silencioso, pero nunca niega su ayuda, y todos lo veneran.

Esta mañana, precisamente, el joven monje que hace de portero se acerca con aire preocupado; trae religiosamente en las manos una carta de presentación maravillosamente adornada y decorada. En ella se lee:

SU EXCELENCIA MUSHO KEISHU,
GOBERNADOR DE KYOTO,
CONSEJERO PERSONAL DEL SHOGUN

"No tengo nada que decirle a este hombre", dice secamente Unkei, que deja caer la carta y sigue trabajando. El joven portero, desconcertado y asustado, regresa a anunciarle al criado de Su Excelencia la negativa de su maestro. Temblando, espera cuál será la reacción del alto personaje, que por el momento no ha salido de su litera.

"! Monje, Su Excelencia te está esperando!"

El portero, más muerto que vivo, se presenta humildemente ante el señor gobernador, que está confortablemente recostado en sus cojines de seda.

"¿Tu maestro no quiere recibirme? - responde Su Excelencia, más asombrado que irritado - ¿Te ha dado algún motivo?

- No, Señor.

- ¿Ya sabe que podría mandar que le cierren el taller, encarcelarlo a él y a los suyos y hacer empalar a sus criados?

- Piedad Señor!, exclama el joven novicio cayendo de rodillas.

Su Excelencia el gobernador no es mal hombre. Media un instante, mullidamente recostado en sus cojines de seda. 

- Hum! Hum! - dice el gobernador - voy a probar una cosa. Tacha todos sus títulos y no deja en su tarjeta de visita más que su nombre: MUSHO KEISHU. Anda y llévale de nuevo a tu maestro mi tarjeta de visita!.

Unkei está lacando un buda de madera. Coge la tarjeta que el portero le tiende temblando.

- Recibiré encantado a este hombre, responde.