Un guerrero de la luz, antes de entrar en un combate importante, se pregunta a sí mismo: “¿hasta qué punto desarrollé mi habilidad?”.
Él sabe que las batallas libradas en el pasado siempre terminaron por enseñarle alguna cosa. Sin embargo, muchas de estas enseñanzas hicieron sufrir al guerrero más de lo necesario. Más de una vez perdió su tiempo luchando por una mentira.
Pero los victoriosos no repiten el mismo error. Un guerrero no puede rehusar la lucha; pero sabe también que no debe arriesgar sentimientos importantes a cambio de recompensas que no están a la altura de su amor.
Por eso el guerrero solo arriesga su corazón por algo que vale la pena.
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