Le dijeron a un hombre que si trabajaba lo más duro posible podría llegar a ser rico.
El trabajo más duro que sabía hacer era cavar hoyos, así que se puso a cavar hoyos enormes en el patio de su casa.
No se hizo rico; lo único que ganó fue un dolor de espalda.
Trabajó duro, pero trabajó sin prioridades.
Moraleja:
NO IMPORTA CUÁN DURO TRABAJA,
SINO CUÁN INTELIGENTEMENTE TRABAJA.
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