domingo, 16 de diciembre de 2012

El viaje del murcielago



¡Qué angustia la del murciélago buscador de nuestro cuento! Durante años llevaba intentando acercarse al sol para poder contemplar su luz maravillosa. Se lamentaba por su ceguera y sabía que si no podía ver el sol con sus ojos, podría llegar hasta él y fundirse en su calor y verlo así con los ojos del corazón. Sí, los murciélagos tienen corazón, y a veces más tierno que el de los humanos.

Al borde de la extenuación, sí, pero el murciélago seguía intentándolo. Recortándose su cuerpecillo contra el vasto horizonte, subía y subía, en un intento desesperado por unirse con el sol. Y con su ojo clarividente, un asceta vio al murciélago en sus denodados intentos y le dijo:

- Insignificante animal, aunque viajaras miles de años no podrías alcanzar el sol.

- Desiste.

- Lo que pretendes es tan absurdo como si una hormiga quisiera llegar a la luna.

El murciélago respondió:

- No te falta la razón.

- Pero no desisitiré, jamás.

- Anhelo llegar al sol, y lo intentaré de por vida.

Volando sin descanso, las alas quebradas, el corazón exhausto. Eran años volando hacia el sol, ascendiendo hacia el astro poderoso. El murciélago se dijo:

- ¿No me habré despistado y habré sobrepasado el sol?

Una petulante ave oyó este comentario y dijo:

- Necio murciélago.

- Estúpido ciego.

- Tú no vas a ninguna parte.

- No haces otra cosa, en tu ceguera, que volar en círculos.

- Sin avanzar ni un sólo centímetro.

- Yo, que veo, sí podría ir al sol cuando quisiera.

- Pero tú ya no tienes ánimo.

- Estás abatido; la desesperación te gana.

Y entonces el murciélago dijo irónicamente:

- Es curioso, amiga, yo ni siquiera tengo ojos para ver en el exterior.

- Tú tienes una mirada capaz de ver en el interior de los seres.

- ¡Qué afortunada eres!

Siquió volando, volando. Lo intentó a lo largo de toda su vida, con un anhelo inquebrantable. Murió en el intento, sí, pero cuando su pequeño cuerpo iba a precipitarseen el vacío, nada más morir, un rayo de sol lo alcanzó y lo atrajo hacia el seno del sol y se fundió con él.

El ave, sin embargo, aún viendo sigue sin ver. Vuela de espaldas al sol y cada día está más distante del maravilloso disco solar.

El anhelo de libertad te conducirá a la libertad.

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