lunes, 4 de marzo de 2013

"Cuando sea viejo"




El día que este viejo y ya no sea el mismo... ten paciencia, compréndeme.

Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme mis zapatos, recuerda las horas que pase enseñándote a hacer las mismas cosas.

Si cuando converses conmigo, repito y repito las mismas palabras que sabes de sobra como terminan... no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño... para que te durmieras, tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos...

Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergüences y compréndeme que no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas. Piensa cuantas veces, cuando niño te ayude y estuve paciente a tu lado, esperando que terminaras lo que estabas haciendo.

No me reproches porque no quiero bañarme, no me regañes por ello... recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretextos que te inventaba para hacerte más agradable tu asco. Acéptame y perdóname, ya que yo soy el niño ahora...

Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario para no lastimarme con tu sonrisa burlona. Acuérdate que yo fui quien te enseño tantas cosas... comer, vestirte... y tu educación para enfrentar la vida tan bien como lo haces, son producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti.

Cuando en algún tiempo, mientras conversamos, me llegue a olvidar de qué estamos hablando... dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde y, si no puedo hacerlo, no te burles de mí... tal vez no sea importante lo que hablaba y me conforme con que me escuches en ese momento.

Si alguna vez ya no quiero comer... no me insistas. Sé cuanto puedo y cuando no debo. También comprende que, con el tiempo, ya no tengo dientes para morder ni gusto para sentirlo. Cuando me fallen las piernas por estar cansadas para andar, dame tu mano tierna para apoyarme, como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernas.

Por ultimo, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y solo quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene que ver con tu cariño o cuanto te ame. Trata de comprender que ya no vivo, sino que sobrevivo y eso no es vivir. Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer. Piensa entonces que con el paso que me adelanto a dar, estaré construyendo para ti otra ruta, en otro tiempo, pero siempre contigo. No te sientas triste e impotente por verme como me ves.

Dame tu corazón, compréndeme y apóyame, como lo hice cuando empezaste a vivir. De la misma manera como te he acompañado en tu sendero, te ruego me acompañes a terminar el mío. Dame amor y paciencia, que te devolveré gratitud y sonrisas con el inmenso amor que tengo por ti. Si yo te olvido... por favor no te olvides de mí.


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