lunes, 28 de febrero de 2011

Los zapatos




Un estudiante universitario salió un día a dar un paseo con un profesor, a quien los alumnos consideraban su amigo debido a su bondad para quienes seguían sus instrucciones.

Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que trabajaba en el campo de al lado y que estaba por terminar sus labores diarias.

El alumno dijo al profesor:


Hagámosle una broma; escondamos los zapatos y ocultémonos detrás de esos arbustos para ver su cara cuando no los encuentre.

Mi querido amigo -le dijo el profesor-, nunca tenemos que divertirnos a expensas de los pobres.

Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre.  Coloca una moneda en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.

Eso hizo y ambos se ocultaron entre los arbustos cercanos.  El hombre pobre, terminó sus tareas, y cruzó el terreno en busca de sus zapatos y su abrigo.

Al ponerse el abrigo deslizó el pie en el zapato, pero al sentir algo adentro, se agachó para ver qué era y  encontró la moneda.  Pasmado, se preguntó qué podía haber pasado.  Miró la moneda, le dio vuelta y la volvió

a mirar.

Luego miró a su alrededor, para todos lados, pero no se veía a nadie.  La guardó en el bolsillo y se puso el otro zapato; su sorpresa fue doble al encontrar la otra moneda.

Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantó la vista al cielo pronunciando un ferviente agradecimiento en voz alta, hablando de su esposa enferma y sin ayuda y de sus hijos que no tenían pan y que debido a una mano desconocida no morirían de hambre.

El estudiante quedó profundamente afectado y se le llenaron los ojos de lágrimas. Ahora- dijo el profesor- ¿no estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?

El joven respondió:


Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré.  Ahora entiendo algo que antes no entendía: es mejor dar que recibir

domingo, 27 de febrero de 2011

Deja secar la ira




Mariana se puso toda feliz por haber ganado de regalo un juego de té de color rojo.

Al día siguiente, Julia, su amiguita, vino bien temprano a invitarla a jugar. Mariana no podía pues saldría con su madre aquella mañana.

Julia entonces pidió a Mariana que le prestara su juego de té para que ella pudiera jugar sola en el jardín del edificio en que vivían. Ella no quería prestar su flamante regalo pero ante la insistencia de la amiga decidió, hacer hincapié en el cuidado de aquel juguete tan especial.

Al volver del paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té tirado al suelo. Faltaban algunas tazas y la bandeja estaba rota. Llorando y muy molesta Mariana se desahogó con su mamá "¿ves mamá lo que hizo Julia conmigo? Le presté mi juguete y ella lo descuidó todo y lo dejó tirado en el suelo".

Totalmente descontrolada Mariana quería ir a la casa de Julia a pedir explicaciones, pero su madre cariñosamente le dijo:

 "Hijita, ¿te acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo todo blanco y un coche que pasaba te salpicó de lodo tu ropa? Al llegar a casa querías lavar inmediatamente el vestido pero tu abuelita no te dejó. ¿Recuerdas lo que dijo tu abuela? Ella dijo que había que dejar que el barro se secara, porque después sería más fácil quitar la mancha.

Así es hijita, con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil resolver todo".

Mariana no entendía todo muy bien, pero decidió seguir el consejo de su madre y fue a ver el televisor.

Un rato después sonó el timbre de la puerta...Era Julia, con una caja en las manos y sin mas preámbulo ella dijo: "Mariana, ¿recuerdas al niño malcriado de la otra calle, el que a menudo nos molesta? Él vino para jugar conmigo y no lo dejé porque creí que no cuidaría tu juego de té pero el se enojó y destruyó el regalo que me habías prestado.

Cuando le conté a mi madre ella preocupada me llevó a comprar otro igualito, para ti. ¡Espero que no estés enojada conmigo. No fue mi culpa!“
"¡No hay problema!, dijo Mariana, ¡mi ira ya secó! Y dando un fuerte abrazo a su amiga, la tomó de la mano y la llevó a su cuarto para contarle la historia del vestido nuevo ensuciado de lodo".

Nunca reacciones mientras sientas ira. La ira nos ciega e impide que veamos las cosas como ellas realmente son. Así evitarás cometer injusticias y ganarás el respeto de los demás por tu posición ponderada y correcta delante de una situación difícil.

Acuérdate siempre: ¡Deja secar
  la ira!

sábado, 26 de febrero de 2011

El helecho y el Bambú





Un día decidí darme por vencido…
renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi vida.
Fui al bosque para tener una última charla con Dios.
 "Dios", le dije. "¿Podrías darme una buena razón
para no darme por vencido?"

Su respuesta me sorprendió…"
-Mira a tu alrededor", Él dijo.

"Ves el helecho y el bambú?"
"Sí", respondí.
"Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú,
las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua.

El helecho rápidamente creció.
Su verde brillante cubría el suelo.
Pero nada salió de la semilla de bambú.
Sin embargo no renuncié al bambú.
En el segundo año el helecho creció
más brillante y  abundante
 y nuevamente, nada creció de la semilla de bambú.
-Pero no renuncié al bambú." Dijo Él.
"En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú.
Pero no renuncié" me dijo.

"En el cuarto año, nuevamente,
nada salió de la semilla de bambú.
"No renuncié" dijo.

"Luego en el quinto año
un pequeño brote salió de la tierra.
En comparación con el helecho
era aparentemente muy pequeño
e insignificante.

Pero sólo 6 meses después

el bambú creció a más de 100 pies de altura (20mts).
Se la había pasado cinco años echando raíces.
Aquellas raíces lo hicieron fuerte y le dieron
lo que necesitaba para sobrevivir.

"No le daría a ninguna de mis creaciones
un reto que no pudiera sobrellevar".

 Él me dijo.
"¿Sabías que todo este tiempo que has estado luchando,
realmente has estado echando raíces?"
 "No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti.
 "No te compares con otros" me dijo.

"El bambú tenía un propósito diferente al del helecho,
sin embargo, ambos eran necesarios
y hacían del bosque un lugar hermoso".

 "Tu tiempo vendrá" Dios me dijo. "¡Crecerás muy alto!"

 "¿Qué tan alto debo crecer?" pregunté.
 "¿Qué tan alto crecerá el bambú?" me preguntó en respuesta .
"¿Tan alto como pueda?" Indagué.

Nunca te arrepientas de un día en tu vida.
Los buenos días te dan felicidad.
Los malos días te dan experiencia

Ambos son esenciales  para la vida. Continúa…

La felicidad te mantiene Dulce,
Los intentos te mantienen Fuerte,
Las penas te mantienen Humano,
Las caídas te mantienen Humilde,
El éxito te mantiene Brillante



Pero sólo Dios te mantiene Caminando...

viernes, 25 de febrero de 2011

Uno cosecha lo que siembra




Una mañana una mujer bien vestida se paró frente a un hombre desamparado, quien lentamente levantó la vista... y miro claramente a la mujer que parecía acostumbrada a las cosas buenas de la vida. Su abrigo era nuevo. Parecía que nunca se había perdido de una comida en su vida. Su primer pensamiento fue: “Solo se quiere burlar de mi, como tantos otros lo habían hecho ... 

"Por Favor Déjeme en paz !! gruñó el Indigente... Para su sorpresa, la mujer siguió enfrente de el. Ella sonreía, sus dientes blancos mostraban destellos deslumbrantes. 

"¿Tienes hambre?" preguntó ella. 

"No", contestó sarcásticamente. "Acabo de llegar de cenar con el presidente ... Ahora vete." 

La sonrisa de la mujer se hizo aún más Grande. 

De pronto el hombre sintió una mano suave bajo el brazo. "¿Qué hace usted, señora?" -preguntó el hombre enojado.  “Le digo que me deje en paz” !! 

Justo en ese momento un policía se acercó. "¿Hay algún problema, señora?" -le preguntó el oficial .. 

"No hay problema aquí, oficial, contestó la mujer .. "Sólo estoy tratando de ayudarle para que se ponga de pie ... ¿Me ayudaría? 

El oficial se rascó la cabeza. "Si, el Viejo Juan, Ha sido un estorbo por aquí por los últimos años. ¿Qué quiere usted con él?", pregunto el oficial ...

"Ve la cafetería de allí?" -preguntó ella. "Yo voy a darle algo de comer y sacarlo del frío por un ratito." 

"¿Está loca, señora?" el pobre desamparado se resistió. "Yo no quiero ir ahí! Entonces sintió dos fuertes manos agarrándolo.

De los brazos y lo levantaron. 

"Déjame ir oficial, yo no hice nada .."

"Vamos Viejo, esta es una Buena oportunidad para ti," el oficial le susurro al oído ." 

Finalmente, y con cierta dificultad, la mujer y el agente de policía llevaron al Viejo Juan a la cafetería y lo sentaron en una mesa en un Rincón de la cafetería. Era casi mediodía , la mayoría de la gente ya había almorzado y el grupo para la comida aún no había llegado ...
 
El gerente de la cafetería se acercó y les pregunto. "¿Qué está pasando aquí, oficial?" "¿Qué es todo esto? 

Y este hombre, ¿está en problemas?"

"Esta señora lo trajo aquí para que coma algo," respondió el policía. 

"Oh no, ¡aquí no!" el gerente respondió airadamente. "Tener una persona como este aquí es malo para mi negocio !!! 

El Viejo Juan esbozó una sonrisa con sus pocos dientes. "Señora, se lo dije. Ahora, si van a dejarme ir ?. Yo no quería venir aquí desde un principio." 

La mujer se dirigió al gerente de la cafetería y sonrió .. "Señor, ¿está usted familiarizado con Hernandez y Asociados ??

¿La firma bancaria que esta a dos calles ?" 

"Por supuesto que los conozco", respondió el administrador con impaciencia. "Ellos tienen sus reuniones semanales en una de mis salas de banquetes."

"¿Y se gana una buena cantidad de dinero con el suministro de alimentos en estas reuniones semanales?" preguntó la señora ...

"¿Y eso que le importa a usted? 

Yo, señor, soy Penélope Hernandez, presidente y dueña de la compañía ". “Oh Perdon !! dijo el gerente ...

La mujer sonrió de nuevo .. "Pensé que esto podría hacer una diferencia en su trato." 

Le dijo al policía, que fuertemente trataba de contener una carcajada. "¿Le gustaría tomar con nosotros una taza de café o tal vez una comida, oficial?" "No, gracias, señora", replicó el oficial. "Estoy en servicio". 

"Entonces, quizá, una taza de café para llevar ?" 

"Sí, señora. Eso estaría mejor".

El gerente de la cafetería giró sobre sus talones como recibiendo una orden.

“Voy a traer el café para usted de inmediato señor oficial " 

El oficial lo vio alejarse. Y opino :"Ciertamente lo ha puesto en su lugar", dijo. 

"Esa no fue mi intención “ dijo la señora ... Lo crea o no, tengo una buena razón para todo esto". 

Se sentó a la mesa frente a su invitado a cenar. Ella lo miró fijamente...

"Juan ¿te acuerdas de mí?" 

El viejo Juan miro su rostro, el rostro de ella, con los ojos legañosos "Creo que sí, se me hace familiar". 

"Mira Juan , quizás estoy un poco mas grande , pero mirame bien", dijo la Señora .. "Tal vez me veo mas llenita ahora ... pero cuando tu trabajabas aqui hace muchos años vine aqui una vez, y por esa misma puerta, muerta de hambre y frío."

Algunas lágrimas posaron sobre sus mejillas ..

"¿Señora?" dijo el Oficial, No podía creer lo que estaba presenciando, ni siquiera pensar que la mujer podría llegar a tener hambre. 

"Yo acababa de graduarme de la Universidad en mi pueblo", la mujer comentó. "Yo había llegado a la ciudad en busca de un trabajo, pero no pude encontrar nada. Con la voz quebrantada la mujer continuaba: Pero cuando me quedaban mis últimos centavos y me habían corrido de mi apartamento. Caminaba por las calles, y era en febrero y hacía frío y casi muerta de hambre. vi este lugar y entre con una poca posibilidad de que podría conseguir algo de comer. " Con lágrimas en sus ojos la mujer siguió platicando ... 

Juan me recibió con una sonrisa. "Ahora me acuerdo", dijo Juan. "Yo estaba detrás del mostrador de servicio. Se acercó y me preguntó si podría trabajar por algo de comer”. “ 

Me dijiste que estaba en contra de la política de la empresa", continuó la mujer.. 

Entonces, tu me hiciste el sándwich de carne mas grande que había visto nunca... me diste una taza de café, y me fui a un rincón a disfrutar de mi comida. Tenía miedo de que te metieras en problemas. Luego, cuando miré y te vi a poner el precio de la comida en la caja registradora, supe entonces que todo iba a estar bien ". 

"Así que usted comenzó su propio negocio?" El viejo Juan dijo. 

" Si, encontré un trabajo esa misma tarde. Trabajé muy duro, y me fui hacia arriba con la ayuda de mi Padre Dios. Eventualmente empecé mi propio negocio que, con la ayuda de Dios, prosperó .." Ella abrió su bolso y sacó una tarjeta. "Cuando termines aquí , quiero que vayas a hacer una visita al señor Martínez. Él es el director de personal de mi empresa. Iré a hablar con él y estoy segura de que encontrará algo para que puedas hacer algo en la oficina ".

Ella sonrió. "Creo que incluso podría darte un adelanto, lo suficiente para que puedas comprar algo de ropa y conseguir un lugar para vivir hasta que te recuperes. Si alguna vez necesitas algo, mi puerta está siempre abierta para ti Juan." 

Hubo lágrimas en los ojos del anciano. "¿Cómo voy a agradecer? , preguntó. 

"No me des las gracias", respondió la mujer. "A Dios dale la gloria. El me trajo a ti." 

Fuera de la cafetería, el oficial y la mujer se detuvieron y antes de irse por su lado .. "Gracias por toda su ayuda, oficial.",  dijo La Sra. Hernandez.” 

“Al contrario, dijo el oficial,", "Gracias. Vi un milagro hoy, algo que nunca voy a olvidar. Y ... Y gracias por el café. ".....

jueves, 24 de febrero de 2011

La Antigua Vasija de Cerámica



Contaba el Maestro en cierta ocasión la historia de una antigua vasija de cerámica de valor inestimable por lo que había pagado una fortuna en una subasta pública. La vasija había sido usada durante años por un mendigo que acabó sus días en la miseria, totalmente ignorante del valor de aquel objeto con el que había pedido limosna.

Cuando un discípulo preguntó al Maestro qué representaba aquella vasija, el Maestro le dijo: "A ti mismo".

El discípulo le pidió que se explicara, y el Maestro prosiguió: "Tú centras toda tu atención en el insignificante conocimiento que adquieres de los libros y de los maestros. Sería mejor que le prestaras más atención a la vasija en la que lo guardas".

miércoles, 23 de febrero de 2011

Aguila o pato, tu decides.



Rodrigo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El chófer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones negros muy bien planchados, el taxista salió del auto, dio la vuelta y le abrió la puerta trasera del taxi.   Le alcanzo un cartón plastificado y le dijo: yo soy Willy, su chófer. Mientras pongo su maleta en el portaequipajes me gustaría que lea mi Misión.  Después de sentarse, Rodrigo leyó la tarjeta: Misión de Willy: “Hacer llegar a mis clientes a su destino final de la manera mas rápida, segura y económica posible, brindándole un ambiente amigable” 

Rodrigo quedó impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el interior del taxi estaba igual que el exterior, limpio sin una mancha.   Mientras se acomodaba detrás del volante Willy le dijo, “Le gustaría un café? Tengo unos termos con café regular y descafeinado”. 

Rodrigo bromeando le dijo: “No, preferiría un refresco” 

Willy sonrío y dijo: “No hay problema tengo un hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de naranja”. Casi tartamudeando Rodrigo le dijo: “Tomaré la Cola dietética”  

Pasándole su bebida, Willy le dijo, “Si desea usted algo para leer, tengo Etiqueta Negra, Caretas, El Comercio  y Selecciones” Al comenzar el viaje, Willy le pasó a Rodrigo otro cartón plastificado, “Éstas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que tocan, si desea escuchar la radio”   Y como si esto no fuera demasiado, Willy le dijo que tenía el aire acondicionado encendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él. Luego le avisó cuál sería la mejor ruta a su destino a esta hora del día. También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si prefería, lo dejaría solo en sus meditaciones.    

“Dime Willy, le pregunto asombrado Rodrigo- ¿siempre has atendido a tus clientes así?”   Willy sonrió a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De hecho, solamente los dos últimos años. Mis primeros cinco años manejando los gasté la mayor parte del tiempo quejándome igual que el resto de los taxistas. Un día escuché en la radio acerca del Dr. Dyer un “gurú” del desarrollo personal.  El acababa de escribir un libro llamado “Tú lo obtendrás cuando creas en ello”. 

Dyer decía que si tú te levantas en la mañana esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te cumplirá. El decía: "Deja de quejarte. Sé diferente de tu competencia. No seas un pato, sé un águila. Los patos sólo hacen ruido y se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.  “Esto me llegó aquí, en medio de los ojos”, dijo Willy. “Dyer estaba realmente hablando de mi. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Miré alrededor a los otros taxis y sus choferes, los taxis estaban sucios, los chóferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. 

Entonces decidí hacer algunos cambios. Uno a la vez. Cuando mis clientes respondieron bien, hice más cambios”.    

“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Rodrigo.   

“Sí, seguro que sí”, le dijo Willy. “Mi primer año de águila dupliqué mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo cuadruplique. Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy. Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen reservas a través de mi celular o dejan mensajes en mi contestador. Si yo no puedo servirlos, consigo un amigo taxista águila confiable para que haga el servicio”.   

Willy era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en un taxi normal.   Posiblemente haya contado esta historia a más de cincuenta taxistas, y solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de lo que les sugería.   

Willy el taxista, tomó una diferente alternativa :    El decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por encima del grupo como las águilas.    No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, un funcionario publico, político, ejecutivo, empleado u otro, ¿cómo te comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por encima de los otros?

martes, 22 de febrero de 2011

La zorra y el cuervo





Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol. 



Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz.


El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos.


La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo:


"Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría realmente para ser el rey de las aves."

Cuando te adulen,
 es cuando con más razón 
debes cuidar de tus bienes.

lunes, 21 de febrero de 2011

Sensibilidad





Hace muchos años, allá por la Edad Media, los consejeros del Papa recomendaron a éste que desterrara a los judíos de Roma. Según ellos, resultaba indecoroso que aquellas personas vivieran tan ricamente en el corazón mismo del mundo católico. Así pues, se redactó y fue promulgado un edicto de expulsión para general consternación de los judíos, que sabían que, dondequiera que fuesen, no podían esperar un trato mejor que el que les obligaba a salir de Roma. De manera que suplicaron al Papa que reconsiderara su decisión. El Papa, que era un hombre ecuánime, les hizo una propuesta un tanto arriesgada: debían elegir a alguien para que discutiera el asunto con él mismo en público y, si salía victorioso del debate, los judíos podrían quedarse.

Los judíos se reunieron a considerar la propuesta. Rechazarla significaba la expulsión. Aceptarla significaba exponerse a una derrota segura, porque ¿quién iba a vencer en un debate en el que el Papa era juez y parte a la vez? Sin embargo, no había más remedio que aceptar. Ahora bien, resultaba imposible encontrar a un voluntario dispuesto a debatir con el Papa: la responsabilidad de cargar sobre sus hombros con el destino de los judíos era más de lo que cualquier hombre podía soportar.

Pero, cuando el portero de la sinagoga se dio cuenta de lo que ocurría, se presentó ante el Gran Rabino y se ofreció como voluntario para representar a su pueblo en el debate. "¿El portero?", exclamaron los demás rabinos cuando lo supieron. Imposible

"Está bien", dijo el Gran Rabino, "ninguno de nosotros está dispuesto a hacerlo; de manera que, o lo hace el portero o no hay debate". Y así, a falta de otra persona, se designó al portero para que celebrara el debate con el Papa.

Llegado el gran día, el Papa se sentó en un trono en la plaza de San Pedro, rodeado de sus cardenales y en presencia de una multitud de obispos, sacerdotes y fieles. Al poco tiempo llegó la pequeña comitiva de delegados judíos, con sus negros ropajes y sus largas barbas, rodeando al portero de la sinagoga.

Quedaron el uno frente al otro, y el debate comenzó. El Papa alzó solemnemente un dedo hacia el cielo y trazó un amplio arco en el aire. Inmediatamente, el portero señaló con énfasis hacia el suelo. El Papa pareció quedar desconcertado. Entonces volvió a alzar su dedo con mayor solemnidad aún y lo mantuvo firmemente ante el rostro del portero. Este, a su vez, alzó inmediatamente tres dedos y los mantuvo con la misma firmeza frente al Papa, el cual pareció asombrarse de aquel gesto. Entonces el Papa deslizó una de sus manos entre sus ropajes y extrajo una manzana. El portero, por su parte, sin pensarlo dos veces, introdujo su mano en una bolsa de papel que llevaba consigo y sacó de ella una delgada torta de pan. Entonces el Papa exclamó con voz potente: El representante judío ha ganado el debate! Queda revocado, pues, el edicto".

Los dirigentes judíos rodearon inmediatamente al portero y se lo llevaron, mientras los cardenales se apiñaban atónitos en torno al Papa. "¿Qué ha sucedido, Santidad?", le preguntaron. "Nos ha sido imposible seguir el rapidísimo toma y daca del debate ... " El Papa se enjugó el sudor de su frente y dijo: "Ese hombre es un brillante teólogo y un maestro del debate.

Yo comencé señalando con un gesto de mi mano la bóveda celeste, como dando a entender que el universo entero pertenece a Dios; y él señaló hacia abajo con su dedo, recordándome que hay un lugar llamado "infierno" donde el demonio es el único soberano. Entonces alcé yo un dedo para indicar que Dios es uno. ¡Imagínense mi sorpresa cuando le vi alzar a él tres dedos indicando que ese Dios uno se manifiesta por igual en tres personas, suscribiendo con ello nuestra propia doctrina sobre la Trinidad! Sabiendo que no podría vencer a ese genio de la teología, intenté, por último, desviar el debate hacia otro terreno, y para ello saqué una manzana, dando a entender que, según los más modernos descubrimientos, la tierra es redonda. Pero, al instante, él sacó una torta de pan ázimo para recordarme que, de acuerdo con la Biblia, la tierra es plana. De manera que no he tenido más remedio que reconocer su victoria ... "

Para entonces, los judíos habían llegado ya a su sinagoga. "¿Qué es lo que ha ocurrido?", le preguntaron perplejos al portero, el cual daba muestras de estar indignado. "íTodo ha sido un montón de tonterías!", respondió. "Veréis: primero, el Papa hizo un gesto con su mano como para indicar que todos los judíos teníamos que salir de Roma. De modo que yo señalé con el dedo hacia abajo para darle a entender con toda claridad que no pensábamos movernos. Entonces él me apunta amenazadoramente con un dedo como diciéndome: "¡No te me pongas chulo!" Y yo le señalo a él con tres dedos para decirle que él era tres veces mas chulo que nosotros, por haber ordenado arbitrariamente que saliéramos de Roma. Entonces veo que él saca su almuerzo, y yo saco el mío".

domingo, 20 de febrero de 2011

La zorra y la cigüeña




Hacía mucho tiempo que la zorra y la cigüeña no se veían y un día se encontraron por casualidad. La cigüeña era una gran señora, pero a la zorra no le gustaba que fuera tan presumida y pensó hacerle una broma pesada.

Después de platicar un rato, dijo la zorra:

“Debemos celebrar nuestro encuentro, amiga cigüeña ¿Por qué no vienes a comer a mi casa?”

La cigüeña aceptó contenta, y alegremente acompaña a la zorra a su casa.

Al llegar la hora de la cena, una exquisita comida estaba servida en la mesa, pero la zorra la había puesto sobre un plato liso como la palma de la mano, y mientras ella comía gustosamente, la pobre cigüeña con su pico largo y puntiagudo no pudo probar bocado.

La zorra hacia como que no veía lo que estaba pasando, y la cigüeña, que era muy bien educada, hizo como que estaba de muy buen humor y dijo que la comida le había gustado mucho.

Poco tiempo después, la cigüeña invitó a comer a la zorra; la zorra pensó que era una buena oportunidad para comer bien y sin gastar nada, y alegre aceptó la invitación. 

En casa de la cigüeña también había una comida riquísima, pero no sobre un plato liso, sino dentro de una botella redonda y con un largo cuello, tan largo como el pico de la cigüeña.

La cigüeña devora toda su comida, y la zorra, en cambio, pasaba y repasaba su hocico por el borde, estiraba la lengua y sólo alcanzaba a lamer el vidrio frio y sin sabor, mientras que el rico olor de la comida le llegaba hasta la nariz.

Samaniego

sábado, 19 de febrero de 2011

Protegerse del cambio




Una vez llegó un profeta a una ciudad
con el fin de convertir a sus habitantes.
Al principio la gente le escuchaba cuando hablaba,
pero poco a poco se fueron apartando,
hasta que no hubo nadie
que escuchara las palabras del profeta.
Cierto día, un viajante le dijo al profeta:
«¿Por qué sigues predicando?
¿No ves que tu misión es imposible?».
Y el profeta le respondió:
«Al principio tenía la esperanza
de poder cambiarlos.
Pero si ahora sigo gritando
es únicamente para que no me cambien ellos a mí»

viernes, 18 de febrero de 2011

Viva la mirada positiva

Después de mirar este vídeo sólo cabe preguntarnos una cosa: ¿Hacia donde dirigimos nuestra mirada cada día? ¿Hacia lo positivo? ¿Hacia lo negativo?

Si no lo ve bien pulsa aqui: http://www.youtube.com/watch?v=wrqIeR9um54&feature=player_embedded

jueves, 17 de febrero de 2011

ARRIESGARSE, VALE LA PENA



ARRIESGARSE, VALE LA PENA 


"El rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.


Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey que uno de los halcones  estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le sucedía: no se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí.

El rey mandó llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave.

Encargó entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil.

Publicó por fin un bando entre sus súbditos, y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente en los jardines.

Traedme al autor de ese milagro, dijo.

Enseguida le presentaron a un campesino ¿Tú hiciste volar al halcón? , ¿Cómo lo hiciste? ,  ¿Eres mago, acaso?

Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explicó: No fue difícil, Su Alteza: sólo corté la rama.

“El pájaro se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar"


miércoles, 16 de febrero de 2011

¿Has oido el canto de ése pájaro?



El discípulo se quejaba constantemente a su Maestro Zen: "No haces más que oculatarme el secreto último del Zen". Y se resistía a creer las consiguientes negativas del Maestro.

Un día, el Maestro se lo llevó a pasear con él por el monte. Mientras paseaban, oyeron cantar a un pájaro.

"¿Has oído cantar a ése pájaro?", le preguntó el Maestro.

"Sí", respondió el discípulo.

"Bien; ahora ya sabes que no te he estado ocultando nada".

"Sí", asintió el discípulo.

Si realmente has oído cantar a un pájaro, si realmente has visto un árbol..., deberías saber (más allá de las palabras y los conceptos).

¿Qué dices? ¿Que has oído cantar a docenas de pájaros y has visto centenares de árboles? Ya. Pero lo que has visto ¿era el árbol o su descripción? Cuando miras un árbol y ves un árbol, no has visto realmente el árbol. Cuando miras un árbol y ves un milagro, entonces, por fin, has visto un árbol. ¿Alguna vez tu corazón se ha llenado de muda admiración cuando has oído el canto de un pájaro?

martes, 15 de febrero de 2011

Una estrella llamada Esperanza

Existen millones de estrellas en el cielo. Estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas y azules.

Un día inquietas, ellas se acercaron a Dios y le dijeron:

Señor Dios, nos gustaría vivir en la Tierra entre los hombres.

Así será hecho, respondió el Señor. Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, como son vistas, para que puedan bajar para la Tierra.

Cuentan que en aquella noche hubo una linda lluvia de estrellas.

Algunas se acurrucaron en las torres de las Iglesias, otras fueron a jugar y a correr junto con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los juguetes de los niños y la Tierra quedó maravillosamente iluminada.

Pero con el pasar del tiempo, las estrellas resolvieron abandonar a los hombres y volver para el cielo, dejando la Tierra oscura y triste.

¿Por qué volvieron? Preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al cielo.

Señor, no, no fue posible permanecer en la Tierra. Allá existe mucha miseria y violencia, mucha maldad, mucha injusticia,

Y el Señor les dijo:

¡Claro! El lugar de ustedes es aquí en el cielo. La Tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere, donde nada es perfecto.

El cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno, donde nada perece.

Después que llegaron todas las estrellas y verificando su número, Dios habló de nuevo: Nos esta faltando una estrella ¿Será que se perdió en el camino?

Un Ángel que estaba cerca replicó: no Señor, una estrella resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay limite, donde las cosas no van bien, donde hay lucha y dolor.

¿Qué estrella es esa? Volvió Dios a preguntar:

Es la ESPERANZA Señor. La estrella verde. La única estrella de ese color.

Y cuando miraron para la Tierra, la estrella no estaba sola. La Tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita tener es la ESPERANZA.
Dios ya conoce el futuro y la ESPERANZA es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe como será el futuro.

Recibe amigo en este momento esta estrellita en tu corazón, la ESPERANZA, tu estrella verde.

No dejes que ella huya y no permitas que se apague.

Ten certeza que ella iluminará tu camino, se siempre positivo y agradece a Dios por todo.

Sé siempre feliz y contagia con tu corazón iluminado a otras personas.

lunes, 14 de febrero de 2011

El ratón y el león



Unos ratoncitos, jugando sin cuidado en un prado, despertaron a un león que dormía plácidamente al pie de un árbol. La fiera, levantándose de pronto, atrapó entre sus garras al más atrevido de la pandilla.

El ratoncillo, preso de terror, prometió al león que si le perdonaba la vida la emplearía en servirlo; y aunque esta promesa lo hizo reír, el león terminó por soltarlo. Tiempo después, la fiera cayó en las redes que un cazador le había tendido y como, a pesar de su fuerza, no podía librarse, atronó la selva con sus furiosos rugidos. El ratoncillo, al oírlo, acudió presuroso y rompió las redes con sus afilados dientes. De esta manera el pequeño exprisionero cumplió su promesa, y salvó la vida del rey de los animales. El león meditó seriamente en el favor que acababa de recibir y prometió ser en adelante más generoso.


En los cambios de fortuna, 
los poderosos 
necesitan la ayuda de los débiles.

domingo, 13 de febrero de 2011

El Monstruo del Río





El sacerdote de la aldea era distraído en sus oraciones por los niños que jugaban junto a su ventana. Para librarse de ellos, les gritó: «¡ Hay un terrible monstruo río abajo. Id corriendo allá y podréis ver como echa fuego por la nariz !».

Al poco tiempo, todo el mundo en la aldea había oído hablar de la monstruosa aparición y corría hacia el río.

Cuando el sacerdote lo vio, se unió a la muchedumbre. Mientras se dirigía resollando hacia el río, que se encontraba cuatro millas más abajo, iba pensando: « La verdad es que yo he inventado la historia. Pero quien sabe si será cierta...

Es mucho más fácil 
creer en los dioses que hemos creado 
si somos capaces de convencer 
a los demás de su existencia.
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sábado, 12 de febrero de 2011

Oir




Un rey mandó a su hijo a estudiar a un templo de un gran maestro con el objetivo de prepararlo para que sea una gran persona.

Cuando el príncipe llegó al templo, el maestro lo mandó sólo hacia el bosque.

El tendría que regresar un año después, con la tarea de describir todos los sonidos del bosque.

Cuando el príncipe regresó al templo al cabo de un año, el maestro le pidió que describiera todos los sonidos que había podido oír.

Entonces dijo el príncipe:

"Maestro, pude oír el canto de los pájaros, el ruido de las hojas, el revoloteo de los picaflores, la brisa acariciando las hierbas, el zumbido de las abejas, el sonido del viento surcando los cielos".

Y al terminar su relato, el maestro le pidió que regresara al bosque para oír más, todo lo que fuera posible.

Intrigado, el príncipe obedeció la orden del maestro, pensando:

"No entiendo, yo ya distinguí todos los sonidos del bosque..."

Pasó días y noches enteras en soledad oyendo, oyendo, oyendo.. pero no consiguió distinguir nada nuevo, además de aquello que le había dicho al maestro.

Sin embargo, una mañana, comenzó a distinguir sonidos vagos, diferentes a todo lo que había oído antes.

Y cuanta más atención prestaba, los sonidos se volvían más claros. Una sensación de encanto envolvió al muchacho. Pensó: "Esos deben ser los sonidos que el maestro quería que oyera..." Y sin prisa, permaneció allí oyendo y oyendo, pacientemente. Quería estar seguro de que estaba en el camino correcto.

Cuando volvió al templo, el maestro le preguntó qué más había podido oír. Paciente y respetuosamente el príncipe le dijo:

"Maestro, cuando presté atención pude oír el inaudible sonido de las flores abriéndose, el sonido del sol saliendo y calentando la tierra y el de las hierbas bebiendo el rocío de la noche..."

El maestro sonriendo, asintió con la cabeza en señal de aprobación, y dijo:

"Oír lo inaudible 
es tener la calma necesaria 
para convertirse
en una gran persona"

viernes, 11 de febrero de 2011

Joneyed y el barbero




El santo Joneyed acudió a La Meca vestido de mendigo. Estando allí, vio cómo un barbero afeitaba a un hombre rico. Al pedirle al barbero que le afeitara a él, el barbero dejó inmediatamente al hombre rico y se puso a afeitar a Joneyed. Y al acabar no quiso cobrarle. En realidad, lo que hizo fue dar además a Joneyed una limosna.

Joneyed quedó tan impresionado que decidió dar al barbero todas las limosnas que pudiera recoger aquel día.

Sucedió que un acaudalado peregrino se acercó a Joneyed y le entregó una bolsa de oro. Joneyed se fue aquella tarde a la barbería y ofreció el oró al barbero.

Pero el barbero le gritó: «¿Qué clase de santo eres? ¿No te da vergüenza pretender pagar un servicio hecho con amor?».

A veces se oye decir a la gente: «Señor, he hecho mucho por Ti. ¿Qué recompensa me vas a dar?».

Anthony de Mello