lunes, 11 de junio de 2012



Cuando el maestro se hizo viejo y enfermó, los discípulos no dejaban de suplicarle que no muriera.

El maestro les dijo:

- Si yo no me voy, ¿cómo podréis llegar a ver?

- ¿Y qué es lo que no vemos mientras tú estás con nosotros? – preguntaron ellos.

Pero el maestro no dijo ni una palabra.

Cuando se acercaba el momento de su muerte, los discípulos le preguntaron:

- ¿Qué es lo que vamos a ver cuando tú te hayas ido?

Y el maestro, con una pícara mirada en los ojos, respondió:

- Todo lo que he hecho ha sido sentarme a la orilla del río y daros agua.

- Cuando yo me haya ido, confío en que sepáis ver el río.




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