El discípulo no podía reprimir las ganas que tenía de contarle al Maestro el rumor que había oído en el mercado.
- Aguarda un minuto, dijo el Maestro.
- Lo que piensas contarnos ¿es verdad?
- No lo creo.
- ¿Es útil?
- No, no lo es.
- ¿Es divertido?
- No.
- Entonces, ¿por qué tenemos que oírlo?
Anthony de Mello
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