Había un muchacho que estaba en el equipo de su universidad y no ponía, ni de lejos, su mejor esfuerzo. No prestaba demasiado caso a las órdenes del entrenador. Un día llegó un telegrama diciendo que su padre acababa de morir. En el siguiente partido apareció el muchacho y le dijo al entrenador que le dejara jugar ese partido decisivo. "Hoy en principio no vas a jugar", le dijo el entrenador.
El partido no iba muy bien y a falta de 10 minutos el muchacho insistió y el entrenador le dijo, "prepárate que vas a salir". El muchacho jugó como nunca. A los 2 minutos de salir metió el gol del empate y a falta de 1 minuto marcó el gol de la victoria. Al final, el público invadió el campo y levantó al muchacho. El entrenador le dijo "¿Qué te ha pasado?" El muchacho contestó: "Mi padre era ciego y hoy ha sido el primer partido que me ha visto jugar."
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