martes, 18 de enero de 2011

EL GATO Y LOS RATONES






Un gato, llamado Rodilardo, 
causaba entre las ratas tal estrago 
y las diezmaba de tal manera 
que no osaban moverse de su cueva. 

Así, con tal penuria iban viviendo 
que a nuestro gato, el gran Rodilardo, 
no por tal lo tenían, sino por diablo.
 
Sucedió que un buen día en que Rodilardo 
por los tejados buscaba esposa, 
y mientras se entretenía con tales cosas, 
reuniéronse las ratas, deliberando 
qué remedio tendrían sus descalabros.

Habló así la más vieja e inteligente: 
-Nuestra desgracia tiene un remedio: 
¡atémosle al gato un cascabel al cuello! 

Podremos prevenirnos cuando se acerque, 
poniéndonos a salvo antes que llegue. 
Cada cual aplaudió entusiasmada; 
esa era la solución ¡estaba clara! 

Mas poco a poco reaccionaron las ratas, 
pues ¿cuál iba a ser tan timorata? 
¡Quién iba a atarle el cascabel al gato! 

Así he visto suceder más de una vez 
-y no hablo ya de ratas, sino de humanos-: 
¿a quién no lo han golpeado los desengaños? 
Tras deliberaciones, bellas palabras, 
grandes ideas... y, en limpio, nada.

Le Fontaine

No hay comentarios:

Publicar un comentario