A un león muy viejo y enfermo, sin fuerzas y casi moribundo, se le acercó un jabalí que le guardaba rencor por haberlo maltratado en otros tiempos, y le hirió de mala manera. Al poco rato se le acercó el toro y le golpeó con sus cuernos. Viene por fin el asno y le da un buen par de coces en la frente. Viendo esto el león, dijo suspirando.
---Cuando estaba sano y fuerte todos me honraban y temían: mi sola fama aterrorizaba a muchos, pero ahora todos se me rebelan. Al acabarse mis fuerzas terminó también mi renombre.
Los altos y poderosos
deben ser buenos y benévolos
porque al descender de su dignidad y opulencia
no hallarán , de lo contrario, amigos que les ayuden.
Todos cuando hayan sido injuriados
se vengarán de ellos al verlos caídos.
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