Después de haber perdido su burro, Nasrudín hizo proclamar por toda la aldea que daría el animal en premio a quien lo encontrase. Un vecino, sorprendido por la recompensa que ofrecía, le preguntó:
— Mullah, si prometes darle el asno a quien lo encuentre, ¿qué ganas tú?
— ¿Te parece poco la felicidad de haberlo encontrado?
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