martes, 1 de enero de 2013



Un padre tenía dos hijas. Una casó con un hortelano y la otra con un fabricante de ladrillos.


Al cabo de un tiempo fue a visitar a la casada con el hortelano, y le preguntó sobre su situación.

Ella dijo:

- Todo está de maravilla conmigo ..

- ¡pero sí tengo un deseo especial!

- que llueva todos los días con abundancia para que así las plantas tengan siempre suficiente agua.

Pocos días después visitó a su otra hija, también preguntándole sobre su estado.

Y ella le dijo:

- No tengo quejas, solamente un deseo especial.

- ¡que los días se mantengan secos, sin lluvia, con sol brillante!

- Así los ladrillos sequen y endurezcan muy bien.

El padre meditó:

- si una desea lluvia, y la otra tiempo seco ..

- ¿a cual de las dos le adjunto mis deseos?

Es imposible complacer 
y quedar bien con todo el mundo.

Fuente: fábula de Esopo

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