Desmontó, entró en la tienda, hizo una profunda reverencia y dijo:
- Tengo tan gran confianza en Dios que he dejado suelto a mi camello ahí afuera.
- Estoy convencido de que Dios protege los intereses de los que le aman.
- ¡Pues sal fuera y ata tu camello estúpido! – le dijo el maestro.
- Dios no puede ocuparse de hacer en tu lugar lo que eres perfectamente capaz de hacer por ti mismo.
Anthony de Mello
"¿Quién puede hacer que amanezca?
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