sábado, 25 de junio de 2011

Johneyed y el Barbero




Estando allí, vio cómo un barbero afeitaba a un hombre rico. Al pedirle al barbero que le afeitara a él, el barbero dejó inmediatamente al hombre rico y se puso a afeitar a Joneyed. Y al acabar no quiso cobrarle. En realidad, lo que hizo fue dar además a Joneyed una limosna.
Joneyed quedó tan impresionado que decidió dar al barbero todas las limosnas que pudiera recoger aquel día.
Sucedió que un acaudalado peregrino se acercó a Joneyed y le entregó una bolsa de oro. Joneyed se fue aquella tarde a la barbería y ofreció el oró al barbero.
Pero el barbero le gritó:
- ¿Qué clase de santo eres?

- ¿No te da vergüenza pretender pagar un servicio hecho con amor?
Maestro:
a unos les cuesta saber dar 
y a otros les cuesta saber recibir … 
¿cuándo fue la última vez 
que te permitiste recibir?

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