sábado, 21 de abril de 2012

EL FALSO MAESTRO



Era un renombrado maestro; uno de esos maestros que corren tras la fama y gustan de acumular más y más discípulos. En una descomunal carpa, reunió a varios cientos de discípulos y seguidores. Se irguió sobre sí mismo, impostó la voz y dijo: 

--Amados míos, escuchad la voz del que sabe. 

Se hizo un gran silencio. Hubiera podido escucharse el vuelo precipitado de un mosquito. 

--Nunca debéis relacionaros con la mujer de otro; nunca. Tampoco debéis jamás beber alcohol, ni alimentaros con carne. 

Uno de los asistentes se atrevió a preguntar: 

--El otro día, ¿no eras tú el que estabas abrazado a la esposa de Jai? 

--Sí, yo era -repuso el maestro. 

Entonces, otro oyente preguntó: 

--¿No te vi a ti el otro anochecer bebiendo en la taberna? 

--Ése era yo -contestó el maestro. 

Un tercer hombre interrogó al maestro: 

--¿No eras tú el que el otro día comías carne en el mercado? 

--Efectivamente -afirmó el maestro. En ese momento todos los asistentes se sintieron indignados y comenzaron a protestar. 

--Entonces, ¿por qué nos pides a nosotros que no hagamos lo que tú haces? 

Y el falso maestro repuso: 

--Porque yo enseño, pero no practico. 


Si no encuentras un verdadero maestro 
al que seguir, 
conviértete tú mismo en maestro. 
En última instancia, 
tú eres tu discípulo y tu maestro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario