Dije a mi amigo:
-Tú la ves descansando sobre el brazo de aquel hombre. Sólo que ayer descansaba así sobre el mío.
Y mi amigo dijo:
-Y mañana se posará sobre el mío.
Dije:
-Mírala sentada junto a él. Fue sólo ayer que se sentaba junto a mí.
Y él respondió:
-Mañana se sentará a mi lado.
Dije:
-Observa, bebe vino de su copa y ayer bebía de la mía.
Y él agregó:
-Mañana lo hará de mi copa.
Entonces dije:
-Mira cómo lo contempla con amor y con ojos entregados. Ayer mismo me contemplaba así.
Y mi amigo dijo:
-Mañana me contemplará a mí.
Pregunté:
-¿No la oyes murmurar canciones de amor en sus oídos? Las mismas canciones de amor que murmuraba en los míos.
Y mi amigo contestó:
-Y mañana las susurrará en los míos.
Y dije:
-Pero mira. Está abrazándolo. No fue sino ayer que me abrazaba a mí.
Y mi amigo dijo:
-Me abrazará a mí mañana.
Entonces agregué:
-¡Qué mujer extraña!
Mas él me respondió:
-Ella es como la vida, poseída por todos los hombres; y como la muerte, conquista a todos los hombres; y como la eternidad, envuelve a todos los hombres.
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