domingo, 1 de enero de 2012

El Poder de la Oración



Un escultor estaba cincelando de rodillas las piernas de una estatua cuando un predicador pasó al lado de él. Al ver como el artista asestaba certeros golpes al cincel moldeando la figura, el predicador le dijo:

- Me gustaría poder dar esos golpes transformadores en los corazones de los hombres.

El escultor paró por unos instantes su trabajo y mirando al predicador dijo:

-Quizás puedas hacerlo si trabajas como yo: de rodillas.


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