martes, 24 de enero de 2012

Dos seres iguales



Cierto día, el profeta Sharía encontró una niña en un jardín. Y la niña dijo:

-Buen día tengas, Señor.

Y el profeta respondió:

-Buen día para ti, Señora -y después de un instante agregó-: Veo que estás sola.

Entonces la criatura dijo, riendo encantada:

-Me llevó mucho tiempo perder a mi aya. Ella piensa que estoy detrás de aquel cerco. Pero, ¿no ves que estoy aquí?

Después miró hacia el profeta y habló nuevamente:

-Tú también estás solo. ¿Qué hiciste con tu aya?

-Mi caso es diferente -respondió el profeta-. En verdad, no puedo perderla con frecuencia. Pero hoy, cuando vine a este jardín, ella me estaba buscando detrás de aquel cerco.

La niña, batiendo palmas gritó:

-¡Entonces eres como yo! ¿No es bueno estar perdido?

Y después preguntó:

-¿Quién eres tú?

-Me llaman el profeta Sharía. ¿Y, dime, quién eres tú? -respondió el hombre.

-Soy solamente yo -dijo la niña- y mi aya me está buscando sin saber que estoy aquí..

Entonces el profeta miró hacia el espacio y dijo:

-Yo también huí de mi aya por un instante. Pero ella me encontrará.

-Sé que mi aya también me encontrará -dijo la niña.

Y en aquel momento se oyó la voz de una mujer llamando por su nombre a la niña.

-¿Ves? -dijo la criatura-, te dije que ella me encontraría.

Y en ese mismo instante, otra voz se oyó decir: "¿Dónde estás, Sharía?"

Y el profeta dijo:

-Ves, hija mía, me han encontrado también a mí.

Y mirando hacia lo alto, Sharía respondió:

-Heme aquí.


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