viernes, 12 de octubre de 2012

La tormenta



Nasrudín, como muchos otros “locos”, o simples de espíritu, se suele caracterizar por un comportamiento inesperado, que parece ilógico, insensato.

Así, lo vemos sentado en la parte trasera de una piragua que cruza mal que bien un brazo de mar. Los dos hombres que se encuentran delante reman con fuerza. Nasrudín no hace nada.

De repente estalla una violenta tempestad. Las olas sacuden peligrosamente la piragua. Los dos remeros luchan con todas sus fuerzas contra el mar, que a cada instante amenaza con hundir el frágil esquife.

Se vuelven para echar un vistazo a Nasrudín y ven que éste, en actitud muy extraña, coge agua del mar y la vierte en la piragua. Sorprendidos, gritan:

- Pero, ¿qué haces? ¿Estás loco? ¡Es justo lo contrario de lo que hay que hacer! ¿Por qué echas agua en la piragua?

- Mi madre siempre me ha dicho que hay que estar del lado del más fuerte – contesta Nasrudín.


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