Una mujer compró una lata de fruta, pero no podía abrirla. No sabía abrirla. De modo que corrió a su estudio para mirar en el libro de cocina. Para cuando encontró el libro de cocina y halló la página y la referencia, y volvió corriendo, su sirviente ya había abierto la lata.
Ella le preguntó:
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- Pero ¿Cómo lo has hecho?
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- Señora, cuando uno no puede leer, tiene que usar su mente –dijo el sirviente.
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