Joe, un viejo luchador, ha soñado siempre con vencer a El Destructor, el campeón
supremo, pero su entrenador se ha opuesto a ello una y otra vez. El Destructor conoce una
llave (agarrada) secreta con la que ha vencido a todos sus contrincantes. Pero Joe insiste
tanto que al final consiguen el ansiado combate.
La pelea comienza. El Destructor se lanza sobre Joe y le aplica su agarrada secreta. El
entrenador cierra los ojos. Escucha un gran ruido seguido por el clamor de la multitud.
Abre los ojos para contemplar el desastre...¡y ve que Joe ha conseguido desprenderse de
su atacante y desmayarlo, ganando el combate!
Al regresar al vestuario, el entrenador pregunta a Joe qué ha hecho para lograr tal
milagro.
Éste le responde:
-Estaba yo cabeza abajo, con la cintura oprimida entre los brazos del Destructor,
replegado sobre mí mismo, hecho un nudo. Iba a declararme vencido cuando de
pronto vi un par de testículos. Supe que era mi única oportunidad para hacer que
me soltara, y entonces, como el paquete estaba a la altura de mi boca, le di un
tremendo mordisco.
-¡Oh qué espíritu de lucha!- dice el entrenador-. ¡Te felicito: aunque no sea
elegante, en cualquier caso ha sido muy eficaz!
-Sí – responde Joe – es increíble lo que un hombre logra hacer cuando se muerde
sus propias pelotas.
Alejandro Jodorowsky
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