Mi párroco me dice que el templo
es el único lugar en el que debo dar culto.
¿Qué opinas tú?»
«Que tu párroco no es la persona más indicada
para aconsejar al respecto», respondió el Maestro.
«Pero ¿no es él el experto?»
En respuesta, el Maestro refirió la experiencia
que había tenido en un país extraño
cuando se le ocurrió hojear dos libros sobre el mismo,
que había adquirido.
El guía que le acompañaba frunció el ceño,
señaló uno de los libros y dijo:
«Ese libro es bueno; el otro es malo».
«¿Por qué? ¿Acaso el primero contiene más información?»
El guía negó con la cabeza y dijo:
«Ese libro dice que se le den al guía cinco dólares;
el otro dice que se le den sólo cincuenta centavos».
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