A un hombre que había empleado años
en estudiar las leyes de su religión le dijo el Maestro:
«La clave de una vida santa y buena está en el amor,
no en la religión ni en la ley».
Y le contó el caso de dos muchachos
que acudían un día a la catequesis dominical,
pero estaban tan hartos de doctrina
que uno de ellos propuso «hacer novillos».
«¿Hacer novillos? ¡No sabes lo que dices!
Nuestros padres nos echarían mano y nos molerían a palos ...»
«Pues les devolvemos los golpes!»
«¡ Cómo! ¿Pegar a tu padre ... ?
¡Debes de estar loco!
¿Has olvidado que Dios nos manda honrar padre y madre?»
«Es verdad ... ¡Hagamos una cosa:
tú pegas a mi padre, y yo al tuyo!»
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